De la mafia rumana a la red india Bhardwaj, Quintana Roo se consolida como un paraíso del crimen transnacional, coincidieron analistas de seguridad y legisladores.
Silencio oficial, corrupción institucional y complicidad política permiten que Cancún y la Riviera Maya sigan siendo un punto neurálgico para las mafias extranjeras.
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Destacaron que durante años, Quintana Roo ha sido el rostro luminoso de México ante el mundo, pero detrás de la postal turística se esconde una red oscura de grupos criminales internacionales que encontraron en la zona, no sólo un refugio, sino un centro operativo para el lavado de dinero, trata de personas, fraude financiero y el tráfico de migrantes,
La reciente sanción del Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra Bhardwaj Human Smuggling Organization (Bhardwaj HSO), con base en Cancún, reavivó las alarmas.
Esta red transnacional dedicada al tráfico de migrantes operaba a través de empresas fachada y conexiones con autoridades locales, utilizando rutas aéreas y marítimas entre México, India y Estados Unidos.
Su líder, Vikrant Bhardwaj, no era un desconocido, pues asistía a eventos sociales donde posaba con políticos y empresarios de alto perfil, igual que lo hiciera en su momento el polémico Michael Kelly, creador de Puerto Cancún, acusado en Estados Unidos de fraude y lavado de dinero.
Historial
Cancún, Playa del Carmen y Tulum han sido escenario de al menos seis redes criminales internacionales detectadas por agencias de Estados Unidos y Europa en los últimos 15 años.
Entre estas, destacan la mafia rumana, encabezada por Florian Tudor, alias “El Tiburón”, responsable de un esquema de clonación de tarjetas bancarias que operó en más de 100 cajeros automáticos en destinos turísticos de México. Las autoridades estiman ganancias ilícitas por más de mil 200 millones de pesos.
Además, hubo una red rusa, desarticulada parcialmente en el 2019, implicada en lavado de dinero y tráfico de armas a través de inversiones inmobiliarias en la Riviera Maya.
Una red israelí, vinculada con proxenetismo, trata y tráfico de mujeres, operaba bajo fachadas de bares y agencias de modelos, en Playa del Carmen.
Un organismo argentino fue relacionado con fraudes inmobiliarios y triangulación financiera mediante desarrollos turísticos en Tulum.
En el 2020, la Fiscalía General de la República descubrió un sistema chino dedicado al blanqueo de capitales y tráfico de personas, con nexos documentados con células del crimen mexicanas para la importación de precursores químicos.
El caso más reciente es el de Bhardwaj HSO, que confirma la tendencia: Quintana Roo es hoy el epicentro del crimen transnacional en el Caribe Mexicano.
Omisiones institucionales
Pese a la magnitud del problema, ni el Gobierno estatal ni los Ayuntamientos de Benito Juárez, Playa del Carmen y Tulum han emitido pronunciamientos oficiales sobre este organismo, ni de sanciones internacionales.
Tampoco la clase empresarial local, acostumbrada a compartir eventos con personajes que después resultan investigados, ha expresado postura alguna.
El exintegrante del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, advirtió que este silencio “no es casualidad, sino reflejo de una estructura de protección política e institucional”, mismo que dijo ha permitido que el Caribe Mexicano se convierta en una zona franca para el crimen internacional.
Estas redes, dijo, operan bajo el amparo de autoridades, que simulan desconocerlas mientras se benefician de la inversión ilícita en turismo, bienes raíces y entretenimiento.
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Por su parte, el analista en crimen organizado Alejandro Hope (fallecido) dejó documentado en sus estudios que Quintana Roo es el laboratorio del crimen global: una mezcla de dinero rápido, turismo internacional y débil supervisión estatal que convierte a Cancún en la “Miami del lavado” en el Caribe Mexicano.
Desde el Congreso federal, la diputada Mariana Gómez, del PAN, advirtió que “el Gobierno de Quintana Roo ha preferido callar para no poner en riesgo su imagen turística”.
Aseveró que el daño a la reputación internacional ya está hecho, pues cuando Estados Unidos sanciona redes criminales con sede en Cancún y las autoridades locales no responden, el mensaje es claro: no hay control, ni voluntad política.
El diputado José Luis Pech dijo que las mafias no podrían operar sin complicidad interna.
El silencio que protege
Gerardo Rodríguez Sánchez Lara aseguró que, a pesar de las detenciones y sanciones, ninguna autoridad estatal ha anunciado investigaciones internas sobre los posibles vínculos de estas redes con funcionarios locales y tampoco se han presentado resultados de cooperación con la DEA, Interpol o el Departamento del Tesoro, a pesar de que todas han intervenido en Quintana Roo.
Sostuvo que mientras el Gobierno guarda silencio y los empresarios prefieren mirar hacia otro lado, Cancún se consolida como refugio del crimen internacional, donde las mafias conviven con el turismo de lujo bajo el amparo de una impunidad que brilla tanto como el Caribe.