
Siete de cada 10 habitantes de Quintana Roo considera que la inseguridad es el principal problema que enfrenta. Lo anterior, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), publicada el jueves pasado, lo que encendió nuevamente las alarmas.

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Esta cifra se ubica en línea con el panorama nacional, donde 75.6 por ciento de la población adulta percibe como inseguro vivir en su entidad, dos puntos porcentuales más que en 2024. En Cancún, Playa del Carmen y Chetumal, los testimonios recabados confirman lo que reflejan los números:
“Ya no se puede salir con tranquilidad”. Para Rosa, trabajadora hotelera, en el transporte público va con miedo de un asalto o que pase algo peor. Por su parte, Juan, estudiante universitario, explicó que evita caminar solo después de las nueve de la noche:
“En la colonia donde hay muchos robos. Los patrullajes son esporádicos y la gente ya no denuncia porque no pasa nada”.
Los espacios en los que la población se siente más vulnerable son las calles, los cajeros automáticos, el transporte público y las inmediaciones de las viviendas, según el Envipe.

En Quintana Roo, la situación es particularmente sensible en zonas turísticas, donde la actividad económica depende de la seguridad y de la imagen de confianza para visitantes; sin embargo, la percepción ciudadana contrasta con los discursos oficiales que insisten en hablar de avances y refuerzos operativos.
El académico en ciencias sociales, Alejandro Méndez, explicó que el problema radica en que las políticas públicas han sido “cortoplacistas y fragmentadas”.
Insistió en que no basta con desplegar más policías o anunciar patrullajes. La inseguridad, dijo, está ligada a la desigualdad social, al crecimiento urbano desordenado y a la falta de oportunidades para jóvenes.
“Mientras no se atiendan esas raíces, la percepción de miedo seguirá creciendo”, advirtió.
Los datos del Envipe refuerzan esa lectura: además de la percepción, Quintana Roo arrastra una alta cifra negra en delitos no denunciados y una desconfianza generalizada en las instituciones de justicia, expuso Méndez.
“La mayoría de los habitantes considera que las autoridades son ineficaces o están coludidas, lo que incrementa el desánimo para acudir a interponer denuncias”, puntualizó el académico.
En lo cotidiano, los ciudadanos han optado por cambiar rutinas, limitar horarios de salida, instalar cámaras de seguridad en sus hogares y organizarse en grupos vecinales. Aun así, el sentimiento de vulnerabilidad persiste.
“La inseguridad se volvió parte de la vida diaria. Uno ya no piensa en salir a disfrutar, sino en cuidarse de no ser víctima”, lamentó Mariana, comerciante de Cancún.