
Habitantes de la Región 227 llevan más de 10 días sin servicio de agua potable y denuncian que Aguakan no ha ofrecido una solución clara. Afirman que al intentar reportar la falla, la empresa les da versiones distintas: desde supuestas actualizaciones en la red hasta daños por un fusible.
Ante la falta del suministro, las familias han tenido que recurrir a la compra de pipas, cuyo costo ha incrementado, situación que atribuyen al abuso de algunos proveedores, quienes se aprovechan de que esta problemática ya es frecuente en la zona.
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Este escenario no es nuevo. El mes pasado, residentes de la misma región estuvieron casi tres semanas sin agua. Aunque el servicio regresó brevemente durante las madrugadas, la normalidad duró poco y nuevamente se quedaron sin una sola gota desde hace más de una semana.
Alejandro Martínez, vecino de la zona, relató que ha realizado varios reportes sin obtener respuesta efectiva, ya que cada vez que se comunica con la empresa, le dan un motivo diferente. Mientras tanto, deben pagar por pipas de forma constante, muchas veces cada semana, dependiendo de cuánto puedan racionar.
Lo preocupante es que el precio del servicio ha aumentado. Algunos colonos aseguran que actualmente pagan entre 350 y 400 pesos por llenar un tinaco, cuando antes lo conseguían por menos. En algunos casos, intentan coordinarse con otros vecinos para compartir una pipa, pero no siempre es posible y cada quien termina resolviendo como puede.
Para muchas familias esto representa un gasto extra que no tenían contemplado. Pagan puntualmente su recibo, pero deben desembolsar más dinero para obtener el líquido que Aguakan no les está proporcionando. Algunas personas ya no pueden costearlo y se ven obligadas a racionar lo poco que logran almacenar.
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Luceli, otra vecina afectada, señaló que ha tenido que reorganizar su presupuesto semanal para poder apartar lo del pago de la pipa. Comentó que ya no sólo se trata de cubrir el costo, sino de administrar cada cubeta, sin saber cuántos días más permanecerán sin servicio.
Mientras tanto, la situación permanece sin cambios. El agua no llega, los reportes son ignorados y el gasto se vuelve insostenible. Los colonos aseguran estar hartos de pagar por un servicio que no reciben y de que ninguna autoridad les brinde una solución.