
Vecinos de la Región 227 acusaron que llevan tres semanas sin agua, situación que los ha obligado a contratar pipas de forma recurrente, ya que en la zona es común la falta del servicio. Sin embargo, en esta ocasión acumulan más de 20 días sin que caiga una sola gota en sus tinacos, lo que ha representado un gasto de miles de pesos para poder contar con el vital líquido.
Marcia, habitante del lugar, señaló que ya es habitual vivir sin agua en la zona. Explicó que, por lo general, hay muy baja presión, por lo que es difícil hacer las actividades diarias, porque busca “administrar el líquido de la mejor manera”.
Señaló que a pesar de que están acostumbrados a que el servicio falle constantemente, la situación actual ha superado los límites, ya que en otras ocasiones, al menos contaban con algo de agua por las noches o en determinados días. “Ahora no hay nada, ni una gota”, expresó con resignación
Indicó además que ha tenido que organizar con su familia una estricta administración del agua que compran, para que esta les alcance durante varios días, por lo que cada miembro de su hogar debe ser consciente del uso que le da al líquido, pues cualquier desperdicio significa un gasto adicional.
“Me veo obligada a comprar pipa también; sin embargo, es algo que ya no se puede estar costeando”, afirmó y explicó que el aumento de precios y la carencia del servicio están dejando a muchas familias de la zona en una situación complicada.

Alejandro Martínez, también residente de la región, compartió que en los últimos 10 días contrató dos pipas, lo cual no es una novedad para él, ya que es algo que ha tenido que hacer de forma recurrente durante los cuatro años que lleva viviendo en la zona.
Afirmó que el comunicarse con Aguakan para presentar reportes y quejas sobre la falta de agua se ha vuelto algo normal, aunque eso no signifique que se atienda el problema.
“En cada llamada se contradicen, en algunas me dicen que hay afectación en la zona, en otras me comentan que se supone que todo debería ir con regularidad”, acusó.
Agregó que cumple con el pago puntual de su recibo, pero esto no se refleja en el servicio que recibe, pues insistió en que de manera constante ha desembolsado hasta mil 500 pesos para poder abastecerse del líquido mediante pipas,

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“Es normal que dos o tres veces a la semana tenga que hablar a Aguakan con la esperanza de que su servicio sea funcional”, dijo, y destacó que esta situación no solo afecta su bolsillo, sino también su calidad de vida.
Josefina, otra vecina afectada, también expresó su molestia: “Estoy pagando un servicio que no tengo”.
Contó que cada vez que necesita lavar ropa se ve obligada a contratar una pipa para llenar su tinaco, situación, que dijo, es insostenible, y ya ha tenido que ajustar sus gastos para poder cubrir el costo del agua que, en teoría, debería llegar por el sistema de red.