
La percepción de inseguridad entre algunos residentes estadounidenses sobre Cancún persiste, alimentada por experiencias de cobros excesivos en taxis, advertencias sobre ciertas zonas turísticas y recomendaciones de vivir en fraccionamientos privados.
Entre enero y mayo de 2025 se otorgaron documentos de residencia a 65 estadounidenses en Cancún, 178 en Playa del Carmen, 196 en Mérida y 2 en Campeche. Las cifras, que corresponden a trámites aprobados y con entrega de documento, provienen del boletín más reciente de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.
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Durante un sondeo con ciudadanos estadounidenses, la inseguridad fue uno de los temas más mencionados al hablar de Cancún. Algunos afirmaron que, antes de viajar, reciben advertencias de conocidos sobre robos, cobros excesivos o zonas con poca vigilancia, lo que en más de un caso ha retrasado o cancelado sus planes de visita.
Varios comentaron que, según lo que ven en Internet, incluso el uso de plataformas como Uber puede generar tensión, ya que hay reportes de taxistas que reaccionan con hostilidad hacia los conductores de la aplicación o sus pasajeros. En ocasiones, las confrontaciones llegan a los golpes. Este temor lleva a algunos a optar por transporte privado contratado con anticipación o por moverse solo dentro de la zona hotelera para evitar conflictos.
En las conversaciones también surgieron historias sobre intentos de fraude, como precios inflados en trayectos cortos o cobros no acordados previamente. La recomendación más frecuente fue acordar tarifas antes de subir al vehículo, ya sea taxi o transporte privado, para no exponerse a discusiones en la vía pública.
Otro punto señalado fue la preocupación por robos oportunistas, especialmente en zonas con aglomeraciones o poca iluminación. Algunos visitantes dijeron que, aun con seguridad privada en hoteles, procuran no portar objetos de valor y limitar sus desplazamientos nocturnos a áreas concurridas.
No obstante, algunos admitieron que no han vivido personalmente episodios de violencia o inseguridad, pero que las advertencias y los contenidos virales condicionan su manera de moverse por la ciudad. Incluso quienes optan por Uber o transporte privado lo hacen con cautela, revisando rutas y horarios para evitar cualquier riesgo.
En varios relatos se repite que el miedo no siempre está ligado a experiencias propias, sino a lo que se escucha o se ve en Internet antes del viaje. Esto influye en que algunos se limiten a zonas turísticas específicas o que eviten desplazamientos largos sin compañía.
Además, algunos tienen conocidos en su país de origen que viven o vivieron en algún punto en Cancún, y a veces son ellos quienes intentan aconsejarlos si venir o no, incluso a qué lugares ir y a qué horas, para que su visita sea disfrutable y no tengan problemas.
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Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, en Quintana Roo residen 15,392 migrantes extranjeros, de los cuales 3,533 (23 %) son ciudadanos estadounidenses, de acuerdo con cifras retomadas. En Yucatán, la población migrante asciende a 8,463 personas, de las cuales 3,951 (46.7 %) son originarias de Estados Unidos, mientras que en Campeche se contabilizan 2,683 migrantes extranjeros, con 538 (57.3 %) estadounidenses.
En conjunto, estos testimonios muestran que, aunque Cancún sigue atrayendo a visitantes estadounidenses, la percepción de inseguridad, alimentada en gran parte por advertencias y videos en Internet, condiciona sus decisiones de transporte y movilidad durante su estancia.