
La baja ocupación hotelera en la Riviera Maya generó despidos masivos que afectan la economía familiar, desde la alimentación hasta los gastos escolares y servicios básicos. Ante la crisis, extrabajadores se han visto forzados a vender sus pertenencias para sobrevivir.
Aldo Morales Chuc, exrecepcionista de hotel, relató: “La situación está para llorar. Me despidieron y lo poco que se ofrece en otros empleos es con salarios de hambre. Todo es muy caro en esta ciudad. He decidido rematar mis cosas para cubrir septiembre y octubre, mientras se reactiva la ocupación hotelera”.
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En el mismo caso, Alondra Díaz Santos, quien laboraba en el área administrativa de un hotel, ahora busca empleo de limpieza, aunque sea temporal: “No me da pena barrer o trapear, lo hago por mis hijos. La comida no puede faltar en casa”.
Alejandra Mendoza Pérez, antes camarista, explicó que invertirá sus ahorros en la venta de antojitos afuera de su casa: “Lo sé preparar y no me avergüenza hacerlo, es por mis hijos que van a la escuela, además hay que pagar luz y agua”.
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Zully Gómez Mendoza, despedida de una plaza comercial, también rematará pertenencias: “Es estresante no tener ingresos, sobre todo para pagar la renta. Buscaré lo que sea, aunque sea de limpieza, mientras mejora la economía”.
Los extrabajadores coincidieron en que el 2025 es peor que los tiempos de pandemia: “En ese entonces había dinero y el problema era de salud; ahora es económico. Sin ingresos, la gente enferma por no comer bien o cae en crisis. Es preocupante”, concluyeron.