Palqueros han comenzado el armado del coso taurino donde se llevarán a cabo las corridas de promesas en el marco de la feria en honor al Divino Niño y a los santos Pedro y Pablo, que se llevará a cabo del 18 de diciembre al 4 de enero.
Desde muy temprano, el grupo de palqueros y tabladores se dio cita en la plaza principal para iniciar los trabajos. Camiones y triciclos comenzaron a llegar cargados con los materiales necesarios para la construcción del tablado, entre ellos horcones, palos, maderas y tablas, así como huano y láminas de zinc que serán utilizados en la conformación de los palcos. La escena reflejó no sólo organización, sino también el profundo arraigo cultural de esta tradición que se transmite por generaciones.
Durante la jornada se pudo observar la presencia de la futura embajadora de la fiesta, quien será coronada durante la vaquería tradicional. La joven recorrió el área saludando a los palqueros y tabladores, acompañada de un nutrido grupo de mujeres que también participaron activamente en los trabajos, evidenciando el papel cada vez más visible de ellas en las labores comunitarias relacionadas con la festividad.
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Para los habitantes de Cacalchén, la fiesta que se avecina es más que una celebración religiosa, ya que se trata de una feria de carácter secular, con un fuerte componente cultural y social.
Aunque la parroquia busca integrar actos de culto al santo patrono, la esencia de la festividad gira en torno a las tradiciones populares, la convivencia comunitaria y la preservación de los saberes mayas.
Armar un tablado no es una tarea improvisada. Se trata de una expresión cultural que implica conocimientos precisos sobre los llamados amarres tradicionales, un legado de la sabiduría comunitaria.
Don Jorge Manuel Pech, uno de los constructores, explicó que cada palco se construye siguiendo normas ancestrales. “Es una emoción y a la vez un gran trabajo. No hacemos nada fuera de lo normal, es una tradición muy antigua. El ruedo debe ser redondo y usar materiales primos como tablas, huano y sosquil. Ahora tenemos que ir a otros pueblos para conseguir maderas, porque ya no hay monte alto”, señaló.
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Con lanza y barreta, los palqueros abrieron los huecos previamente marcados para sembrar los horcones que servirán como puntales del coso taurino. El sosquil de henequén, por su resistencia, fue utilizado para amarrar la estructura y asegurar su firmeza durante los días de fiesta. En estas labores también participaron mujeres, reafirmando su presencia en actividades tradicionalmente realizadas por hombres.
La jornada transcurrió en un ambiente de alegría y entusiasmo, marcado por la cercanía de la vaquería de mestizos que se celebrará este penúltimo viernes del año, con la participación de dos reconocidas orquestas jaraneras y la asistencia de bailarines de comunidades vecinas. Como es costumbre, el ayuntamiento municipal ofreció comida a los palqueros, en esta ocasión tacos de cochinita, como muestra de apoyo a quienes levantan el tablado que contará con 85 palcos, mismos que integran el sindicato local.
Conocidas en lengua maya como baxaltoro, que significa “jugar con el toro”, es una práctica ancestral que distingue a esta región del estado en tradición y cultura.