Las brigadas avanzan, las playas se limpian y las cifras oficiales confirman un esfuerzo colectivo sin precedentes. Sin embargo, la basura vuelve. En Yucatán, el saneamiento del litoral ha logrado retirar más de 33 toneladas de residuos durante 2025, pero la acumulación constante de desechos en la costa y en el mar sigue siendo un problema ambiental que rebasa las jornadas de limpieza.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), el año cerró con 44 jornadas de limpieza realizadas en nueve municipios costeros, en las que participaron 7 mil 763 voluntarias y voluntarios provenientes de la sociedad civil, asociaciones ambientales, empresas y dependencias de los tres órdenes de gobierno. Las acciones se desplegaron a lo largo de más de 300 kilómetros de litoral, una de las franjas costeras más extensas del país.
Las actividades, promovidas por la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) en coordinación con organizaciones civiles como Limpiemos Yucatán y Ecoce, así como con autoridades municipales y voluntariado ciudadano, han evolucionado hasta conformar un programa anual de saneamiento de playas y manglares que cubre diversos puntos del litoral yucateco.
Limpieza constante frente a un mal recurrente
Las cifras reflejan una movilización social sostenida, pero también evidencian una realidad incómoda: la basura sigue llegando a las playas. Parte de los residuos proviene de visitantes que no recogen sus desechos, pero otra cantidad significativa es arrastrada por corrientes marinas, lluvias y escurrimientos desde zonas urbanas y carreteras.
La titular de la SDS, Neyra Silva Rosado, reconoció que las jornadas son indispensables para mitigar el daño ambiental, pero subrayó que el problema no se resolverá sólo con limpiezas periódicas.
“El esfuerzo es enorme y sostenido, pero si no se cambia la forma en la que se genera y se dispone la basura, el mar seguirá devolviendo lo que arrojamos”, advirtió la funcionaria.
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Celestún: cierre de año y espejo del problema
La última jornada del año se realizó a inicios de diciembre en el Puerto de Celestún, donde 90 personas voluntarias lograron recolectar más de 500 kilogramos de residuos en playas y manglares. El desglose de los desechos retirados ofrece una radiografía del tipo de contaminación presente: 324 kilogramos correspondieron a basura general, 185.7 kilos a residuos de vidrio y 2.7 kilos a botellas de plástico PET.
Esta jornada se llevó a cabo en coordinación con Limpiemos Yucatán, Ecoce, Keiser Compresores y el ayuntamiento local, como parte del programa estatal de Saneamiento de Playas y Manglares, que durante el año sumó 33 mil 707.16 kilogramos de residuos retirados.
Daños al ecosistema y riesgos para la salud
Especialistas y autoridades coinciden en que la acumulación de basura en playas y mares tiene consecuencias directas sobre los ecosistemas costeros. Residuos plásticos, vidrios y metales representan un riesgo para aves, tortugas y fauna marina, que pueden ingerirlos o quedar atrapados en ellos.
Además, los desechos favorecen la proliferación de bacterias, deterioran la calidad del agua y afectan actividades económicas clave como la pesca y el turismo, pilares del desarrollo costero en Yucatán.
“La basura no sólo es un problema estético; es una amenaza ambiental y sanitaria”, señalaron autoridades ambientales al explicar que muchos residuos permanecen años en el mar antes de fragmentarse en microplásticos.
Educación ambiental: la apuesta a largo plazo
Uno de los ejes del programa ha sido la participación de niñas, niños y adolescentes, con el objetivo de fomentar una cultura de cuidado ambiental desde edades tempranas. Para la SDS, estas jornadas no sólo limpian espacios, sino que generan conciencia sobre la responsabilidad individual y colectiva.
El jefe del Departamento de Manejo Integral de Residuos, Francisco Javier Alfaro Espinosa, explicó que cada jornada permite identificar los tipos de residuos más comunes y las zonas con mayor impacto, información clave para mejorar la planeación de futuras intervenciones.
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Conciencia y corresponsabilidad
Aunque las cifras de residuos retirados pueden parecer alentadoras, este tipo de acciones también reflejan un desafío persistente: la continua acumulación de basura en las playas y su arrastre hacia el mar por corrientes, viento y descuidos humanos.
Los desechos sólidos que llegan a las costas no sólo empañan los paisajes naturales, sino también representan un peligro para la fauna marina y los ecosistemas costeros, al enredarse en la vegetación, ser ingeridos por aves y peces, y liberar toxinas nocivas en el medio ambiente.
Las autoridades y organizaciones involucradas subrayan que la limpieza es sólo una parte de la solución; la otra, quizás más compleja, es fomentar entre la población un cambio de hábitos que reduzca la generación y disposición inadecuada de residuos.
En palabras de activistas y funcionarios, cada botella, cada bolsa o cada pedazo de basura que se retira del litoral representa un llamado de atención sobre la importancia de cuidar estos espacios, no sólo durante las jornadas de limpieza, sino en la vida cotidiana.
Un esfuerzo que continuará en 2026
La Secretaría de Desarrollo Sustentable confirmó que las jornadas de limpieza continuarán en 2026, y que las fechas y sedes se anunciarán a través de sus redes sociales oficiales. La invitación, reiteraron, es abierta a toda la ciudadanía.
El balance de 2025 deja un mensaje claro: Yucatán avanza en la limpieza de su litoral, pero mientras la basura siga llegando al mar, el reto no será solo recogerla, sino evitar que vuelva.
El reto no es menor: hacer que cada vez más personas internalicen la importancia de no arrojar desechos en tierra firme ni en zonas cercanas al mar, y que la cultura de cuidado ambiental sea parte de la vida diaria, no sólo un acto ocasional durante las campañas sanitarias.
