
El santuario arquidiocesano de Nuestra Señora de Izamal celebró con fervor los 76 años de la coronación pontificia de la milagrosa imagen como excelsa Reina y Patrona de Yucatán, conmemorando aquel faustuoso evento que congregó, en 1949, a más de 50 mil personas en una convocación y pública manifestación de fe del pueblo que ha quedado marcado en los años de la historia regional, siendo un timbre de gloria para La Ciudad Amarilla.
Una tiara de oro ciñó la cabeza de la Virgen de la Concepción, que ya lleva más de cuatro siglos de sólida devoción y cuenta además con varios títulos honorarios que a lo largo de la historia se le fueron otorgando, tanto por las autoridades religiosas como las civiles, especialmente durante la época de dominación española.
El día de hoy, el santuario comienza sus actividades a las 6:00 horas con la entonación de Las Mañanitas y la Misa de la Aurora, y durante la jornada tendrá lugar el rezo del rosario en diferentes horarios con la veneración, hasta las 19:00, cuando se ofrecerá la ceremonia litúrgica de acción de gracias con la presencia de los feligreses.
Fray Israel Bernal Fernández, párroco del santuario mariano, comentó: “Celebramos con gozo este feliz aniversario número 76 de la coronación pontificia de Nuestra Señora de Izamal, por lo tanto, invitamos a los feligreses a tomar parte activa de estas actividades participando y acrecentando la devoción siempre buena a la Virgen. La devoción por ella en Yucatán tiene sus antecedentes desde siglos atrás, pero es algo que siempre está presente y vivo, como lo es esta iglesia dedicada desde su fundación”.
El álbum de la coronación pontificia señala en su crónica: “A las 10:30 horas, por un privilegio especial concedido por S.S. el Papa Pio XII, la imagen de María, que por espacio de cuatro siglos ha sido el centro de la devoción mariana en el estado, es coronada con áurea diadema. Tembloroso de la emoción y de amor, el excelentísimo y reverendísimo arzobispo de Yucatán, Fernando Ruiz Solórzano, coloca sobre las sienes de la Reina de Yucatán la hermosa corona de oro, la mañana feliz del 22 de agosto de 1949”.
El mencionado álbum de la coronación recopila imágenes y una crónica especial. Fue editado en Mérida y publicado en una edición numerada, cuyos ejemplares fueron obsequiados a los organizadores y colaboradores. De él se toma la siguiente descripción que ilustra aquel evento.

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“Enseguida, el coro del seminario, acompañado de los señores prelados y de más de 50 mil personas reunidas en el espacio del santuario, entonó, en un momento de inefable grandeza, el Himno de la Coronación, y las campanas fueron echadas al vuelo. La enorme multitud aplaudía con entusiasmo desbordante y una impresionante sonoridad, mientras los aviones arrojaban flores desde el cielo. Finalizados los actos, se procedió a bajar la Sagrada Imagen del altar y, colocada nuevamente en su trono, fue acompañada por todos los prelados asistentes y seguida por el pueblo. Recorrieron juntos los claustros del convento hasta depositarla en su camarín, ubicado en el altar mayor”.
El atrio del convento, engalanado con una cortina de sosquil bordada con el mensaje del Ave María, cirios, flores, banderines y adornos colgantes, ofrecía un marco festivo y solemne a la celebración.
A la misa asistieron varios ilustres prelados mexicanos, entre ellos monseñor Guillermo Piani, entonces primer Visitador Apostólico en México, así como los arzobispos Guillermo Tritschler y Córdoba, y Luis María Martínez, ambos actualmente en procesos de canonización.
La imagen de la Patrona de Yucatán fue investida con una corona de oro, la misma que, décadas después, en 1993, sería utilizada por el papa Juan Pablo II para coronarla nuevamente durante su histórica visita a Izamal, en su encuentro con las etnias de América Latina.