
En Campeche, el reto que tienen los reclusorios es instalar una industria penitenciaria que le permita a las personas privadas de su libertad (PPL) contar con ingresos para el pago de sus condenas y para el sustento de sus familias, planteó el titular de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, Prevención y Reinserción Social del Estado.

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En los dos penales de la entidad, en Campeche y Carmen, no hay problemas de sobrepoblación, como tienen otros estados, ya que no se tiene ni el 80 por ciento de la ocupación carcelaria por los internos.
De acuerdo con el subsecretario, Javier Herrera Valles, la sobrepoblación hace más complicado impulsar actividades de todas las personas privadas de la libertad.
En la entidad, afirmó que el reto es crear una industria penitenciaria que le permita a los reclusos no ser una carga para sus familias, sino que tengan ingresos propios para el pago de la reparación del daño de sus condenas.
Reiteró que al tener ingresos pueden atender a las víctimas, así como ayudar a sus familias para que no dependan únicamente de la aportación que les hagan sus familiares, sino que cuenten con solvencia económica.

Con el trabajo, añadió, también viene la capacitación, lo que les permite la reinserción social cuando obtengan su libertad, ya que les facilita su incorporación ante la sociedad y, sobre todo, laboral.
Adelantó que trabajan con los empresarios para que puedan contar con mano de obra especializada y puedan tener la certeza de que son personas que ya cumplieron su sentencia y desarrollaron una actividad impecable al interior de la cárcel en el rubro laboral, artístico, cultural, deportivo o el aspecto en donde se desenvuelvan.
Reiteró que lo importante al cumplir su sentencia es que sean gente confiable y que el empresariado o quienes los contraten tengan la certeza de que estas personas cumplieron.
Reconoció que no es una garantía al 100 por ciento, sin embargo, existen casos de éxito y la intención es que haya más personas que se reinsertan en la sociedad para contribuir, lo que es el reto que existe para la administración estatal.

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Las personas privadas de su libertad deben salir con el conocimiento de un oficio, ya sea elaboración de hamacas, artesanías, carpintería, además de que el subsistema penitenciario hace enlaces para que puedan comercializar sus artículos y productos en bazares o en lugares donde haya exposiciones.
Planteó que analizan capacitarse en mecánica automotriz, soldadura, carpintería o en la elaboración de prendas para las maquiladoras, que tengan una especialización que les permita realizar un empleo formal e incorporarse a la sociedad, finalizó.
JGH