El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó el descubrimiento de un cráneo con deformación intencional en la zona arqueológica Balcón de Montezuma, al norte de la Huasteca de Tamaulipas.
Se trata de un hombre mayor de 40 años que vivió entre los años 400 y 900 d.C., durante el periodo Clásico mesoamericano.
El hallazgo, realizado por el antropólogo físico Jesús Ernesto Velasco González, constituye la primera evidencia comprobada de esta práctica cultural en la región, según un comunicado del INAH.
Los resultados derivan del proyecto “Nuevas exploraciones en la zona arqueológica Balcón de Montezuma, del Formativo al Clásico en la Sierra Madre Oriental”, desarrollado por el Centro INAH Tamaulipas, tras tres décadas de investigaciones interrumpidas.
Una deformación craneal nunca antes vista en el norte de México
Los estudios realizados a dos cráneos recuperados en diferentes excavaciones revelaron una variante de deformación tabular erecta, pero con una característica particular: un plano superior plano y cuadrado, inédito en la Huasteca.
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Velasco González explicó que esta forma, denominada “tabular superior o paralelepípeda”, da al cráneo una apariencia cuadrada, diferente al tipo cónico más común en Mesoamérica.
El investigador destacó que un tipo similar solo se había registrado en El Zapotal (Veracruz) y, más recientemente, en áreas mayas, lo que sugiere posibles vínculos culturales o migraciones entre esas regiones y el norte de la Huasteca.
El simbolismo detrás de la modificación corporal
El antropólogo detalló que la deformación craneal intencional fue una práctica extendida en las antiguas civilizaciones mesoamericanas, utilizada para marcar identidad, estatus o pertenencia a un grupo social.
Durante los primeros años de vida, se empleaban tablas, vendajes o cofias para moldear el cráneo del infante, lo que influía directamente en su apariencia y, posteriormente, en la forma en que era percibido dentro de su comunidad.
“Estas modificaciones influían en la manera de portar adornos y tocados, reforzando la distinción social y estética entre distintos grupos”, explicó el especialista.
Una pieza clave para entender la historia de Tamaulipas
El hallazgo en Balcón de Montezuma abre una nueva línea de investigación sobre las conexiones culturales entre el norte y el centro de Mesoamérica, y refuerza la hipótesis de que las comunidades de la Sierra Madre Oriental compartieron prácticas simbólicas y tecnológicas con otras civilizaciones prehispánicas.
Los investigadores continúan los estudios para determinar el origen étnico y las posibles rutas migratorias de los antiguos habitantes de esta zona, que hoy se consolida como uno de los enclaves arqueológicos más prometedores del norte de México.
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