En plena temporada de recale masivo de sargazo en múltiples puntos del litoral caribeño, Playa Las Perlas emerge como un destino limpio y apto para bañistas, junto con otros arenales como Playa Norte en Isla Mujeres. En contraste con las imágenes de costas cubiertas de alga marina, este rincón de Cancún se posiciona como una alternativa para locales y turistas que buscan disfrutar del mar sin afectaciones.
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Así lo destacó recientemente la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, quien compartió a través de sus redes sociales fotografías del balneario bajo el mensaje:
“Les comparto cómo luce Playa Las Perlas en #Cancún 🌊🏖️. ¡Un gran destino para disfrutar! Recuerden que #NiTodosLosDíasNiEnTodasLasPlayas hay sargazo en Quintana Roo”.
La publicación ha tenido amplia respuesta ciudadana, no solo por la belleza natural que muestran las imágenes, sino también por la claridad del llamado: no todas las playas se encuentran afectadas, y existen espacios óptimos para el disfrute recreativo, incluso en periodos de alta acumulación de sargazo.
De acuerdo con los reportes de la Red de Monitoreo del Sargazo en Quintana Roo, zonas como Playa Delfines, Playa Gaviota Azul o Playa Coral enfrentan niveles altos de recale, situación que impacta la actividad turística, el ecosistema marino y la percepción del destino a nivel internacional.
Mientras tanto, Playa Las Perlas, ubicada en el kilómetro 2 del bulevar Kukulcán, mantiene condiciones favorables de limpieza y seguridad para los visitantes. Este acceso público se localiza justo al inicio de la Zona Hotelera de Cancún, y se puede llegar fácilmente en vehículo particular, taxi o rutas urbanas como la R-1 y R-2, que conectan el centro de la ciudad con los principales balnearios. El sitio cuenta con espacios de sombra, vigilancia y una suave pendiente que facilita la entrada al mar.
El contraste entre playas afectadas y zonas libres de alga ha impulsado un nuevo tipo de turismo informado, donde los visitantes buscan alternativas sustentables y limpias. Las Perlas se convierte así en símbolo de resiliencia turística y ambiental frente a un fenómeno que año con año pone a prueba la logística, los recursos y la imagen de Quintana Roo.
JGH
