
Un fin de semana de caos y frustración vivieron habitantes de las comunidades San Ángel, Solferino y Chiquilá, en la zona norte del municipio, debido a las constantes interrupciones de energía eléctrica, que afectan a más de 8 mil usuarios, quienes amenazan con bloquear hoy la carretera que une a Kantunilkín con el último poblado citado, si la situación no se resuelve de manera inmediata.
Los vecinos dijeron que el calvario comenzó el sábado pasado, cuando un apagón masivo dejó sin luz a la región desde las 2:00 de la mañana, que se extendió hasta las 18:00 horas, sumiendo a miles en la oscuridad y un calor sofocante. La alegría de la restauración del servicio duró poco, ya que 60 minutos después, comenzaron a presentarse “bajones” constantes, culminando en una nueva interrupción, prolongándose hasta las 23:30.

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Ayer, luego de varios bajones, las comunidades se quedaron sin servicio de nuevo, desde las 14:00 hasta las 17:00 horas, aumentando las afectaciones.
Ante la falta de electricidad fallaron las bombas de agua, dejando a las familias sin acceso a servicios básicos y ventiladores, teniendo que soportar el calor, especialmente niños y adultos mayores, así como la pérdida de alimentos, un golpe económico para las familias de escasos recursos.
Una vecina de San Ángel exigió una explicación y solución a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ya que la frustración no es sólo por la falta de servicio, sino por el costo exorbitante de la luz.

Erlindo Pool, residente de San Ángel, compartió su indignación al recibir una factura bimestral de casi 3 mil pesos, a pesar del poco consumo y la falta del servicio.
“No tengo demasiados equipos electrónicos y mucho menos cuento con aire acondicionado, que es el que más consume energía”, señaló.
En Chiquilá, la situación es más crítica, ya que siendo la principal puerta de entrada a Holbox, la comunidad depende del turismo y los apagones masivos coincidieron con un fin de semana de alta afluencia, generando cuantiosas pérdidas a restaurantes y comercios, los cuales se vieron obligados a buscar estrategias de emergencia para mantener sus productos refrigerados y evitar la pérdida de mercancía.
El dueño de un restaurante explicó que, aunque lograron salvar la mercancía, las ventas cayeron.
Los prestadores de servicios lamentaron que los apagones no sólo ahuyentan a los turistas que buscan consumir en el puerto, sino que también daña la reputación de la zona. “El turismo está de paso, la mayoría prefiere cruzar de forma inmediata a Holbox. Ahora, con los fallos, no hay servicios y esto termina por ahuyentar a los pocos que buscan consumir aquí”, externó.