La falta de oportunidades y efectivos programas de prevención, entre otros factores, han llevado a los jóvenes de colonias vulnerables, a buscar formas de ganar dinero, lo que los hace “presa” fácil de la delincuencia organizada que los busca porque son inimputables, adolecen del criterio suficiente para medir los alcances por pertenecer a células criminales que constantemente buscan engrosar sus filas.
A esta problemática, se suma el tema de menores que son reportados como desaparecidos en la ciudad y de acuerdo con especialistas de diversos ámbitos, esos son factores fundamentales para que se dé el reclutamiento, provocando que la niñez y juventud, esté en riesgo.
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Jóvenes de Quintana Roo “escalan" cada vez más a la delincuencia y al narcotráfico
“El crimen organizado se aprovecha de esa vulnerabilidad para reclutar a la juventud, o incluso de que pudieran ser inimputables por su edad, la situación en Cancún es grave, porque hay muchos niños solos por desintegración familiar y ese cautiverio infantil provoca que muchas colonias sean zona de riesgo y eso es lo que buscan las células criminales, facilidad y acceso hacia los niños y particularmente Cancún, ha sido una de las ciudades donde hay cifras altas en la desaparición de menores”, señalan especialistas.
Es muy evidente, que la ciudad ha experimentado un crecimiento acelerado y desordenado, lo que ha llevado a problemas de pobreza, desigualdad y exclusión social en muchas zonas como Villas Otoch Paraíso, una de las colonias consideradas más peligrosas y que tiene encendidos los “focos rojos” desde hace años, las autoridades lo saben, el propio mapa geodelictivo de la policía lo dice, pero poco se ha hecho al respecto.
Datos duros
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) publicó en su más reciente informe que la cifra negra de delitos en general en Quintana Roo corresponde al 93.5%, de los cuales no se denunció o inició una carpeta de investigación (este porcentaje se calcula sumando los quebrantamientos no reportados, los que carecen de expediente y aquellos en los que no se especifica si hubo alguno de los dos, en el total de ilícitos reportados).
Entre las razones de las víctimas para no denunciar destacan la pérdida de tiempo (33.8%) y la desconfianza en las Fiscalías (9.7%), causas que están directamente relacionadas con la percepción de la autoridad. Además, el 64% de la población considera que la inseguridad es el problema más grave, el 31.6% coloca al narcotráfico en cuarto lugar, y el 79.9% dijo que vivir en su comunidad o vecindario es peligroso. El 56.8% de los ciudadanos opina que, para mejorar la seguridad en su municipio o barrio, deberían crearse más parques y canchas deportivas.
Según la organización Reinserta, existen estimaciones sobre la cantidad de niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada, pero estos datos son poco fiables debido a la discrepancia entre las fuentes. Por un lado, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) señaló que alrededor de 35 mil niños y adolescentes formaban parte de grupos delictivos, mientras que, en 2018, las autoridades mexicanas estimaron que aproximadamente 460 mil menores desempeñaban algún papel en estos grupos. La diferencia en las cifras refleja una falta de información precisa sobre esta población.
Hasta 2021, fecha del último estudio de la organización, cada día se reportaban nueve personas, de entre cero y 17 años, como desaparecidas o no localizadas. Desde que se tiene registro, 73 mil 884 han sido registrados en esta situación, y uno de cada cinco sigue sin ser hallado, lo que equivale a 14 mil 698.
Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en enero de 2025 se denunciaron 101 delitos contra la libertad personal y 110 en febrero, en Quintana Roo, (aunque no se especifican edades); mientras que se registraron 24 casos de corrupción de menores en esos dos meses.
En 2024, la entidad cerró con 316 individuos desaparecidos, 161 de ellos en Cancún. De agosto de 2023 a diciembre de 2024, se localizó a 726 sujetos en esta ciudad, de los cuales, el 49.3% eran menores. Cinco personas fueron halladas con vida, cuatro de ellas niños o adolescentes, provenientes de Benito Juárez, Playa del Carmen y Cozumel.
Especialistas opinan
La psicóloga y abogada penalista, Carolina Recillas, confirmó que estos factores son cruciales para que las células criminales se fijen en estas zonas, donde los menores son "menos vigilados" porque sus padres deben salir a trabajar.
“El crimen organizado se aprovecha de esa vulnerabilidad para reclutar a la juventud. La situación en Cancún es grave, porque hay muchos niños solos, por la desintegración familiar, y ese cautiverio infantil provoca que varias colonias sean zona de riesgo, que es lo que buscan las células criminales. Cancún es una de las ciudades donde hay cifras altas en la desaparición de menores”, indicó.
Laura Susana Martínez Cárdenas, abogada, exsenadora y exasesora de la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo), coincidió y añadió que “la pobreza y falta de oportunidades, nos orilla a la desesperación y tomamos malas decisiones. Es cuando nuestros jóvenes son presas fáciles para la delincuencia organizada. Sin embargo, el problema va más a fondo, el Gobierno debe de otorgar lugares de sano esparcimiento para el desarrollo social pleno”.
Detalló que hay varias causas de este grave problema, pero la raíz tiene que ver con el financiamiento para luminarias, parques y espacios donde los niños y jóvenes se desarrollen de manera saludable, en lugar de dejarlos con una llave al cuello, lo que los vuelve vulnerables a la delincuencia.
“También tiene que ver el sentido de pertenencia, porque el adolescente (adolece) de carácter, de madurez, de decisiones, porque está en pleno desarrollo y en ese momento pueden caer en las pandillas o grupos criminales por la necesidad de ser aceptados, en lugar de entrar a un grupo deportivo o de artes”, dijo.
Incluso, mencionó que la política del expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de “abrazos, no balazos”, no era tan mala, pero fue mal enfocada porque se pretendía ir a esa raíz, pero nunca se logró llegar; se trataba de acceder a clínicas deportivas gratuitas, ahora hay que pagar para jugar a quien administra unas canchas de futbol, ya que son pocas y además quitaron las escuelas de tiempo completo.
El director de vinculación del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyTE) en la entidad, Eulises García, reconoció que esta problemática es alarmante. "Nos interpela como sociedad, pero especialmente como parte del sector educativo y como padres. Los grupos criminales buscan atraer a nuestros niños y jóvenes, ofreciéndoles lo que parece ser una salida fácil, pero en realidad los arrastra a una vida de violencia y peligro”.
Retos
García explicó que, desde el ámbito educativo, tienen el reto de ofrecer alternativas reales que rompan este ciclo, ya que no se trata sólo de impartir conocimientos en el aula, sino de generar espacios seguros y promover actividades extracurriculares que fomenten los valores y ayuden a los estudiantes a percibir un futuro digno lejos de la violencia.
“La escuela debe ser un refugio, pero también una plataforma que los impulse a aspirar a algo más grande. Como padre de familia, la preocupación es aún mayor. Vivimos en un contexto donde la inseguridad es una sombra constante y sabemos que nuestros hijos están expuestos a riesgos cada vez más cercanos. La falta de oportunidades y la presión social pueden hacer que un adolescente vea en la delincuencia una opción atractiva. Por eso, es fundamental el papel de la familia: estar atentos, dialogar con ellos, inculcarles valores y guiarlos para que sepan que hay otras formas de salir adelante” abundó.
Asimismo, aclaró que este es un problema que no sólo atañe a las autoridades, sino a toda la sociedad. Si se quiere evitar que la delincuencia siga arrebatando a los jóvenes, es necesario trabajar de forma conjunta, desde el Gobierno con políticas públicas efectivas, desde la educación con programas que verdaderamente transformen vidas, y desde los hogares con una crianza basada en el amor, la comunicación y la formación de ciudadanos responsables.
Rafael Quintanar, político y licenciado en pedagogía, sugirió aumentar las actividades culturales y deportivas, especialmente dada la evidente escasez de elementos policiacos.
“El tema de la captación de jóvenes, y alarmantemente también de niños, debe abordarse con claridad y transparencia para unir a los diferentes niveles de Gobierno y a la sociedad, y evitar que sigan arrebatándonoslos. Esto se puede prevenir generando una atención efectiva a través de actividades culturales, deportivas, lectura y diversión sana, aprovechando las escuelas, involucrando universidades y formalizando comités de vecinos. La solución difícilmente será con medidas restrictivas, especialmente cuando carecemos de elementos de seguridad, más aún en las colonias populares”, dijo.
Campos de adiestramiento
Recientemente, se ha difundido a nivel mundial el hallazgo de un “campo de exterminio” en un rancho en Jalisco, donde desaparecieron varias personas. Aunque algunas autoridades lo han descrito como un lugar de “adiestramiento” de un cártel, este no es un hecho nuevo. Según un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre adolescentes y violencia, un joven del norte del país relató su experiencia en una banda de robo, que tras ganar notoriedad, fue contactada por otro grupo delincuencial para expandir sus actividades hacia el robo, tráfico de drogas, ejecuciones y secuestros.
En dicho informe, se menciona que los jóvenes fueron entrenados por exmilitares en el uso de armas y defensa personal. Incluso, adolescentes con Alerta AMBER fueron encontrados en centros de entrenamiento en Michoacán, Jalisco, Sinaloa y Durango. Los motivos que acercan a niños y adolescentes a la delincuencia organizada son diversos, como el deseo de poder, lujos, el afán de imitar modelos del entorno o la necesidad de formar parte de un grupo de identidad, entre otros.
Como hemos visto, existen varios factores que atraen a los jóvenes, convirtiéndolos en el blanco ideal para ser reclutados por la delincuencia organizada. Uno de ellos es el círculo social en el que se desenvuelven. En muchas regiones, especialmente en asentamientos irregulares, la presencia de la policía es escasa, los servicios sociales y la educación son limitados o ineficaces, lo que crea un vacío que la delincuencia organizada puede explotar, aprovechándose también de la desintegración familiar y la falta de espacios de esparcimiento para reclutar nuevos miembros, además de la disponibilidad de armas y drogas en algunas colonias.