En lo que va del año, al menos 13 menores, de entre 13 y 17 años, han sido detenidos en diferentes municipios de la entidad por su presunta participación en delitos graves, algunos de ellos vinculados con células criminales, dedicadas, la mayoría, a la venta de droga al menudeo y al robo de motocicletas con violencia.
De acuerdo con información proporcionada por autoridades municipales y ministeriales, se ha detectado un patrón creciente en el uso de menores de edad por parte del crimen organizado. Los adolescentes son armados y utilizados como sicarios, halcones o distribuidores, muchas veces a cambio de pagos simbólicos o bajo el efecto de sustancias prohibidas.
Uno de los casos más alarmantes ocurrió en febrero pasado, en la zona continental de Isla Mujeres, donde unos menores, quienes comenzaron su carrera delictiva a los 14 años, fueron detenidos por el asesinato de dos personas e hirieron a otras más. Actualmente enfrentan cargos por homicidio calificado y lesiones dolosas.
En enero, la detención de un adolescente, de apenas 13 años, apodado por los medios como el “niño sicario”, quien fue capturado mientras realizaba actividades de narcomenudeo. A la par, otros cuatro jóvenes enfrentan procesos penales por delitos contra la salud.
Según las cifras oficiales, en el Centro de Ejecución de Medidas para Adolescentes del estado permanecen recluidos 38 jóvenes, algunos desde los 12 años, por delitos como secuestro agravado, robo calificado y posesión de drogas.
Pese a los esfuerzos por su reinserción, agentes de la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos Cometidos por Adolescentes advierten que muchos regresan a la calle con más reconocimiento entre sus pares delincuentes que arrepentimiento real.
“Salen con el reconocimiento de su banda y solapados por sus padres por aguantar dos o tres años encerrados por matar a alguien, ya que, cumpliendo la mayoría de edad, van a la calle a hacer sus malandradas de nuevo”, declaró un agente ministerial que ha trabajado en estas detenciones.
La violencia con la que cometen los delitos, aseguran las autoridades, refleja una preocupante “profesionalización” del delito juvenil. Portan armas de fuego, que muchas veces no dudan en accionar, ya sea por nerviosismo, impulso o por la presión de “quedar bien” ante sus superiores.
La Fiscalía también investiga otros delitos cometidos por menores este año, entre ellos un caso de abuso sexual contra una niña de tres años, homicidio culposo tras un accidente vial con saldo de dos muertos y al menos cuatro casos de robo.
En los últimos cinco años, un promedio de 20 menores han sido asesinados anualmente por sicarios al servicio del narcotráfico, lo que muestra la vulnerabilidad de estos jóvenes que son enganchados desde temprana edad por estructuras criminales.
Policías estatales y municipales coinciden en que la delincuencia ha comenzado a adoptar tácticas propias de la narcocultura, sumada a entornos familiares disfuncionales, cultivando una generación de menores criminalizados.