Además de su extraordinaria gastronomía, cultura, historia y espectaculares sitios como los cenotes, Yucatán alberga la presencia de una raza porcina única. Se trata del cerdo pelón mexicano, animal que a lo largo de cinco siglos desarrolló adaptaciones únicas al clima tropical yucateco.
Fue introducido al territorio nacional hace 500 años por los conquistadores españoles y es descendiente del cerdo ibérico. Entre sus características más vistosas destacan su piel negra y gruesa, que no tiene pelo, hocico largo y orejas rectas. Es ideal para zonas tropicales, ya que tiene tolerancia al calor extremo, además de que es resistente a enfermedades.
A pesar de que su carne se considera de alta calidad y es fácil de alimentar, resulta menos rentable en sistemas industriales debido a que cuenta con un crecimiento lento, tiene menos crías que razas comerciales y es más graso. Sin embargo, el cerdo criollo o lampiño, como también es conocido, representa historia, biodiversidad y tradición mexicana.
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Una raza en riesgo de desaparecer
Aunque la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), no lo clasifica bajo un estatus de riesgo, diversas organizaciones y expertos coinciden en que la raza se encuentra amenazada y en riesgo de desaparecer debido a la sustitución de razas comerciales y los cruzamientos que diluyen su pureza genética.
Se encuentra estrechamente ligado a la "tierra del venado y del faisán", en donde existe la mayor concentración de ejemplares en comunidades rurales y centros de investigación, pero también existen poblaciones en la Sierra de Oaxaca y algunas comunidades de Veracruz, Puebla y Tabasco.
¿Qué acciones se realizan para su conservación?
En la Península de Yucatán, organizaciones civiles, instituciones académicas y productores locales, mantienen coordinación para la conservación de la raza. Como parte del rescate genético se localizan y reproducen ejemplares puros de la raza, otorgando crías a comunidades rurales y productores que se comprometen con la conservación.
Además, se busca evitar la endogamia (práctica de cruzar individuos emparentados) con registros detallados del linaje y la reproducción de los cerdos, asegurando la viabilidad genética a largo plazo. También se promueve el consumo de carne de cerdo pelón como un producto gourmet de calidad diferenciada.
El papel que juegan las instituciones académicas en los esfuerzos de conservación de la raza, es de gran relevancia, ya que se realizan estudios genéticos y morfológicos para documentar las particularidades de la raza y validar su estatus como especie autóctona. Esta investigación es fundamental para el diseño de estrategias de conservación.