
Mediante redes sociales, el proyecto Cámara Salvaje, con sede en el estado de Yucatán, compartió el peculiar registro de un ejemplar de zorrillo manchado (Spilogale yucatanensis), especie endémica de la región, adoptando un curioso comportamiento.
En el video puede apreciarse cómo, al amparo de la oscuridad, el tierno animal, que cuenta con longitudes de entre 35 y 58 centímetros, aparece entre la vegetación y al observar la cámara trampa se para de manos, mecanismo defensivo que utiliza para parecer más grande.
De acuerdo con el clásico de 1959 de Aldo Starker Leopold, titulado Vida silvestre de México: aves y mamíferos de caza, este animal destaca por adoptar una actitud agresiva a pesar de su pequeño tamaño.
Se dice que asume esta postura, similar a la posición de parkour denominada handstand o pino, como una advertencia para los posibles depredadores, antes de rociar su líquido de potente olor conocido como almizcle, recurso valioso, que puede tardar varios días en reponer.
¿En dónde habita este zorrillo?
De acuerdo con la plataforma de ciencia ciudadana Naturalista, la mayor parte de los avistamientos de la especie se concentran en Yucatán, destacando la zona urbana de Mérida. Además, también ha sido reportado en áreas de Campeche y Quintana Roo.
Es importante mencionar, que aunque posee similitud con el zorrillo manchado sureño (Spilogale angustifrons), que cuenta con un rango de distribución más amplio en el país, se trata de especies de distintas.
Amenazas que ponen en jaque su conservación
A pesar de que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera el estado de conservación de la especie como "Preocupación menor", y la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 no lo contempla dentro de una categoría de riesgo, el zorrillo manchado yucateco se encuentra expuesto a múltiples riesgos.
Entre los factores que amenazan su conservación se encuentran los atropellamientos, la fragmentación del hábitat y la presencia de perros y gatos ferales o de libre rango, que suelen depredarlo. Además, los envenenamientos se han convertido en un peligro emergente para este pequeño y malhumorado mamífero.