
De forma ocasional es posible avistar aves, incluso en medio de la ciudad, quienes se encuentran en plena migración, librando obstáculos y sorteando peligros, con el firme propósito de escapar del invierno, o bien, de regresar a sus sitios de anidación. Algunas especies tienden a viajar cientos de kilómetros, mientras que otras vuelan, incluso, miles.
Una de las principales razones del porqué las aves migran, es la disminución del alimento disponible durante el periodo invernal. Cuando la comida comienza a escasear, diversas especies emprenden su viaje a regiones cálidas en donde los recursos alimentarios como insectos y flores son abundantes.
Mediante redes sociales, Manuel Cuevas Medina, compartió el registro de un zarapito ganga (Bartramia longicauda), especie considerada poco común en territorio yucateco. El ave, fotografiada en Poxilá, Umán, anida en Alaska, así como en otras regiones de los Estados Unidos, y pasa el invierno en Sudamérica.
A pesar de lo inusual que podría resultar el avistamiento, el zarapito, único representante del género Bartramia, ha sido registrado con anterioridad, incluso al interior de la ciudad de Mérida, en sitios que aún concentran vegetación. Lo anterior resalta la importancia de conservar áreas verdes, que son frecuentadas por especies como esta.
¿Cómo logran orientarse las aves migratorias?
Las aves que viajan durante el día suelen orientarse por la posición del sol, y las que lo hacen durante la noche siguen la posición de las estrellas. Además, se ha logrado comprobar que son capaces de reconocer características del paisaje, las que les ayudan a localizar su lugar de estancia.
De acuerdo con un sorprendente estudio, realizado por investigadores del British Antartic Survey, cada año, el charrán ártico (sterna paradisaea), un ave que pesa tan sólo 100 gramos, viaja 70 mil kilómetros, lo que implica cruzar océanos enteros e incluso continentes, en la búsqueda de temperaturas adecuadas.