
15 años más tarde, evaluaciones moleculares han confirmado lo que algunos científicos sospechaban: la existencia de una nueva especie de mantarraya en el Atlántico. Bautizada como Mobula yarae, nombre que tiene como origen una leyenda brasileña, en la que Yara, bella indígena amazónica y gran guerrera, fue al mar como castigo.
Sin embargo, fue salvada por los peces y adoptó una forma quimérica (mitad pez, mitad mujer). Morfológicamente, el nuevo gigante de las profundidades difiere de sus parientes más cercanos, y cuenta con una notable diferencia perceptible a simple vista, una superficie dorsal con parches suprabranquiales en forma de V.
El hábitat de esta enorme mantarraya comprende islas oceánicas y archipiélagos, así como regiones costeras y estuarinas del océano Atlántico, incluyendo la Península de Yucatán. A pesar de que los resultados del estudio, amplía la diversidad de gigantes marinos, los especialistas advierten sobre los riesgos a los que se encuentra expuesta la especie.
Recién descubierta y bajo amenaza
Los autores del estudio, titulado "Una investigación taxonómica integradora, desentraña una especie críptica de Mobula Rafinesque, 1810 (Mobulidae, Myliobatiformes), del océano Atlántico", lamentaron diversos factores que ponen en riesgo a la especie, entre los que destacan la pesca incidental, colisiones con embarcaciones y enredos.