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Yucatán

Ecocidio sin freno en Yucatán: Misnébalam y Sitpach se suman a la lista de zonas devastadas por tala ilegal y proyectos inmobiliarios

Misnébalam y Sitpach en Mérida son blanco de la devastación por obras ilegales y proyectos inmobiliarios que destruyen la selva, aguadas y vestigios arqueológicos.
Obras ilegales y proyectos inmobiliarios continúan arrasando selvas, aguadas y zonas históricas
Obras ilegales y proyectos inmobiliarios continúan arrasando selvas, aguadas y zonas históricas / Por Esto!

El deterioro ambiental en Yucatán sigue avanzando sin freno. A pesar de múltiples leyes y regulaciones, los ecosistemas y vestigios arqueológicos del estado continúan siendo blanco de intereses privados, obras ilegales y proyectos inmobiliarios que arrasan con selvas, aguadas y zonas históricas.

Dos casos recientes ilustran este fenómeno: la tala clandestina en Misnébalam y la remoción de vegetación en la aguada de Sitpach, ambos son reflejo de una preocupante tendencia en el territorio yucateco.

Patrimonio maya arrasado en Misnébalam

En la antigua hacienda de Misnébalam, ubicada al Norte de Mérida y conocida por su riqueza histórica y leyendas populares, autoridades federales clausuraron un predio tras detectar tala ilegal que afectó vestigios arqueológicos mayas.

El operativo fue encabezado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), quienes confirmaron que no existían permisos de cambio de uso de suelo, ni autorizaciones del INAH para intervenir una zona con alta densidad de estructuras prehispánicas.

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La maquinaria pesada utilizada para desmantelar el terreno causó un impacto severo: estructuras de piedra, albarradas, plataformas y otros elementos arqueológicos pudieron haber sido destruidos o dañados de forma irreversible. Estos bienes forman parte del patrimonio cultural nacional y están protegidos por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

El área, considerada de alto valor arqueológico, fue alterada sin estudios previos ni notificación a las instancias correspondientes, lo que activó una investigación oficial para determinar responsabilidades. Los responsables podrían enfrentar sanciones penales, de acuerdo con la legislación vigente.

Aguada de Sitpach: zona de destrucción

Otro foco de alarma ambiental surgió en la zona de Sitpach, cercana a la carretera Mérida-Conkal, donde se denunció la remoción de vegetación en una aguada natural, presuntamente para la construcción de un nuevo desarrollo habitacional.

La usuaria Paula Andrea Vargas, a través de la red social X, compartió imágenes y videos que muestran una máquina tipo trascabo removiendo la flora de la zona. “En solo unas horas destruyeron gran parte del hábitat de tantos animales”, escribió, alertando sobre el riesgo que representa intervenir un cuerpo de agua sin medidas de mitigación ambiental.

Las publicaciones generaron una ola de reacciones en redes sociales y derivaron en el contacto de autoridades estatales y municipales con la denunciante. Hasta el momento, no se ha informado si el proyecto cuenta con los permisos ambientales necesarios o si la zona fue evaluada previamente para determinar su valor ecológico.

Cabe señalar que la aguada de Sitpach está rodeada por múltiples fraccionamientos, lo que ha generado una presión urbana constante sobre sus recursos naturales. Este no sería el primer ecosistema modificado para dar paso a desarrollos inmobiliarios en la región.

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Presión sin control sobre ecosistemas

Los casos de Misnébalam y Sitpach no son incidentes aislados. Durante 2025, Yucatán ha sido escenario de varios episodios de desmonte ilegal, remoción de manglares y destrucción de dunas, especialmente en Sisal, Celestún y Tekax.

En Sisal y Celestún, por ejemplo, la apertura de caminos y preparación de terrenos para proyectos turísticos ha implicado la remoción de vegetación protegida, generando graves afectaciones en los sistemas costeros.

En Tekax, se denunció la deforestación masiva de monte alto por parte de comunidades menonitas que buscan ampliar su frontera agrícola.

Estos hechos han motivado la apertura de carpetas de investigación por parte de Profepa y Semarnat, así como la clausura de obras, pero la recurrencia de las denuncias evidencia una débil vigilancia y escasa voluntad para frenar la degradación ambiental.

Un llamado urgente

Organizaciones civiles, ambientalistas y ejidatarios han alzado la voz. La Unión de Ejidatarios de Yucatán ha denunciado reiteradamente el avance descontrolado de megaproyectos y desarrollos privados que, con o sin permisos, alteran ecosistemas y zonas arqueológicas sin cumplir con criterios de sostenibilidad o respeto al patrimonio.

La destrucción de una aguada o el daño a una plataforma maya puede parecer un hecho aislado, pero es parte de un patrón creciente de intervención sin regulación efectiva, donde la especulación inmobiliaria avanza más rápido que la ley.

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