
Un nuevo caso de destrucción ambiental ha encendido las alertas en Yucatán: se denunció un ecocidio de más de 10 kilómetros lineales en plena Reserva Biocultural del Puuc, a tan solo tres kilómetros de la zona arqueológica de Uxmal, donde se han depredado no solo ecosistemas vitales para fauna nativa, sino también vestigios arqueológicos de la civilización maya.
En exclusiva para POR ESTO!, Patricia Elena Tejera Álvarez, propietaria del “Rancho Uxmal”, aseguró que Omar Alejandro Sánchez Sanz, un supuesto empresario hotelero, habría ingresado ilegalmente a su propiedad, con maquinaria pesada para desmontar amplias franjas de selva maya.
“Esta zona es hábitat de jaguares, venados, tucanes, reptiles y otras especies protegidas. Además, hay montículos con piedras labradas, paso de fauna, vegetación nativa. Todo esto fue destruido”, denunció Tejera Álvarez.

La Reserva Biocultural del Puuc, según la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), es uno de los pulmones más importantes de la península de Yucatán, con más de 135 mil hectáreas, que son hábitat de especies en peligro de extinción, como el jaguar, símbolo del patrimonio natural y cultural de la región.

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La Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc (Jibiopuuc) confirmó los daños. En un oficio fechado el 29 de abril y firmado por su titular, Minneth Medina García, la Junta señala que Sánchez Sanz incurrió en deforestación, tala ilegal, cambio de uso de suelo y afectación a polinizadores e impactó a más de 20 especies de flora y fauna.

“Se han perdido ecosistemas completos por una acción irresponsable que viola normativas ambientales y culturales”, señala el documento Jibiopuuc-2025042903, que ya fue enviado a la SDS.
Patricia Tejera indicó que ya ha presentado denuncias formales ante la Propefa, el INAH, la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Jibiopuuc, y que están en espera de que las autoridades actúen con firmeza.
Además de la destrucción ambiental, se reporta la afectación directa a montículos con vestigios de origen maya, algunos de los cuales fueron arrasados por maquinaria, que dejó piedras labradas rotas o completamente destruidas.
“Queremos que se detenga este ecocidio, que el responsable sea sancionado conforme a la ley, y que no se repita más una destrucción así, en un lugar sagrado para la naturaleza y la historia maya”, concluyó la denunciante.