Campeche

“Don Chumado” es uno de los albañiles más antiguos que existen en la ciudad de Hopelchén

Don Domingo recordó que su primer trabajo de albañil lo hizo en una obra de construcción en una escuela en Mérida, Yucatán
Don Domingo Catzín tiene más de cinco décadas como albañil.
Don Domingo Catzín tiene más de cinco décadas como albañil. / Foto: Mauriel Koh

Don Domingo Catzín Poot es uno de los albañiles más antiguos que quedan en la ciudad de Hopelchén, y fue captado mientras trabajaba en una vivienda de la calle 15 entre 20 y 22 de la colonia Barrio Norte de la cabecera municipal.

Es conocido popularmente como “Don Chumado”, y en plática exclusiva mencionó que nació el 4 de agosto de 1950 y cumplió hace un mes 75 años de edad; se casó con María Concepción Cauich (+), y procrearon a María Isela, Patricia Alejandra, José Antonio, Juan Carlos y David Arturo.

Relató que no tiene estudios ni siquiera de la primaria, pero es “arquitecto de la vida” pues lleva 52 años como albañil ya que empezó a trabajar a los 23 años de edad, y con su trabajo arduo en la combinación de la mezcla y la cuchara creció a sus hijos, les dio educación hasta donde pudo y, además, edificó su propia vivienda.

Don “Chumado” recordó que su primer trabajo de albañil lo hizo en una obra de construcción de cuatro aulas en una escuela en la colonia Melitón Salazar en Mérida, Yucatán, pues se acabó la cimentación en donde ayudó como peón y se vio obligado a agarrar su cuchara a petición de su jefe de obra, el difunto Linares.

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Detalla que junto con el difunto “Patas” hicieron trabajos de bloqueo y lo hizo bien, y de ahí en adelante inició su oficio de albañil y empezó a ganar 30 pesos, dos pesos más que cuando era peón.

Se especializó en la obra de construcción de piedra aparente o de mampostería, y con lo que ganó en sus primeros años ahorró y construyó primero un cuarto de su vivienda, y al paso del tiempo edificó toda su casa en la calle 18 de la colonia San Martín, de la ciudad de Hopelchén.

Destacó que lleva 38 años sin beber alcohol, porque acepta que sí lo hizo en su momento, pero gracias a Dios y al apoyo de su esposa dejó ese vicio, logrando mejorar su calidad de vida y propiamente de su salud, pero logró lo mejor que fue conocer la palabra de Dios.

“Si no dejaba de tomar creo ya me hubiese muerto, porque la gran mayoría de mis contemporáneos ya murieron y muchos por causa del alcohol”, expresó.

Don “Chumado” recordó que su primer trabajo de albañil lo hizo en una escuela. / Foto: Mauriel Koh

Agregó que actualmente se siente bien de salud y con fuerza para seguir trabajando primero Dios e inclusive podría cargar un bulto de cemento y caminar, pero, lo aqueja el dolor en una rodilla porque sufrió de un desgaste de hueso hace unos años, y prefiere no forzar su articulación.

Recuerda que el apodo de “Chumado” se lo puso el difunto “Javado”, y no se molesta que lo llamen así, porque es más conocido con su apodo que por su propio nombre, aunque recordó que quien fuera su vecino, el profesor Bernabé Chí Ek (+), fue el único que le decía “Don Domingo Catzín”.

Señala que nunca se ha quedado sin trabajo gracias a Dios, inclusive durante la pandemia por el Covid-19 trabajó, pero siempre cuidó su salud y la de los demás, principalmente de las personas que trabajaron con él.

Por ser un ejemplo de vida, de vocación y por ser un hombre que a diario trabaja y se esfuerza para ganarse sus alimentos, don Domingo es admirado y se ha ganado el respeto de muchos cheneros, quiénes ven en él un ejemplo de vida y de lucha diaria para salir adelante.