Las protestas contra las redadas migratorias impulsadas por el Gobierno de Donald Trump en Los Ángeles se han extendido rápidamente a otras ciudades de Estados Unidos, provocando toques de queda, enfrentamientos con la policía y un tenso clima político entre Washington y la Ciudad de México.
La noche del martes, Los Ángeles vivió su primer toque de queda desde el inicio de las manifestaciones, medida que busca contener disturbios provocados por el rechazo a las políticas migratorias del actual gobierno.
Mientras tanto, Nueva York, Chicago, Filadelfia, Denver, Atlanta, Boston y Washington se sumaron a las protestas, siendo la sede del ICE en Manhattan uno de los principales focos de tensión.
En respuesta, Trump ordenó el despliegue de cuatro mil elementos de la Guardia Nacional y 700 marines, con la amenaza de invocar la Ley de Insurrección si continúan las protestas durante el desfile militar del sábado en Washington, coincidente con los 250 años del Ejército estadounidense y el cumpleaños 79 del presidente.
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El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, también autorizó el despliegue de la Guardia Nacional en su estado ante la convocatoria de nuevas movilizaciones, especialmente en San Antonio, Houston, Dallas y Austin, donde se prevén protestas para el fin de semana.
Además, la tensión se ha trasladado al plano internacional. La bandera de México, usada como símbolo de resistencia por manifestantes en Los Ángeles, ha generado reacciones encontradas. Para la Casa Blanca representa una “invasión”, mientras que para miles de latinos es un mensaje de identidad y dignidad.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, acusó a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum de alentar las protestas tras unas declaraciones en las que condenó la violencia.
La mandataria respondió de inmediato: “Nunca hemos llamado a movilizaciones violentas. Mis palabras fueron sacadas de contexto”, dijo desde Palacio Nacional.
El conflicto por las redadas migratorias no solo ha desatado una ola de protestas, sino que también ha reavivado el debate sobre el uso de las fuerzas armadas para contener la protesta civil y el delicado equilibrio en la relación México-Estados Unidos.
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