Por María Luisa Vázquez
Este 2 de enero se cumplen otros 10 años que las empresas Turicun, Autocar y Maya Caribe y Bonfil mantienen la concesión del transporte público en Cancún, y durante esta década el servicio lejos de mejorar se ha vuelto deficiente e inseguro para casi 450 mil usuarios que lo usan todos los días.
A lo largo de estos 10 años, los gobiernos municipales en turno más que exigir se han convertido en sus cómplices al no demandar el cumplimiento del servicio tal como lo marca el contrato de concesión y el Reglamento de Transporte en Ruta Establecida.
Por si fuera poco, en septiembre pasado un grupo de regidores le aprobó la ampliación de concesión, por otros 10 años, a partir del este 2 de enero del 2019.
Lo anterior a pesar de que el Congreso del Estado se negó a avalar la ampliación de concesión, por otros 10 años, y aunque pidió al ayuntamiento Benito Juárez volver a hacer el procedimiento bajo nuevas reglas, el Cabildo de Mara Lezama dio largas al asunto hasta que salió a relucir a fines de noviembre pasado que las cuatro empresas obtuvieron la suspensión definitiva con un recurso legal que impide volver a revisar los términos de la concesión.
Si bien el Reglamento de Transporte en Ruta Establecida de Benito Juárez permite la ampliación de la concesión, también refiere que la decisión está condicionada al cumplimiento del contrato de concesión, lo que dista mucho de la realidad.
Actualmente las cuatro empresas operan un centenar de rutas, de las que una buena parte, que fueron creadas en los últimos 10 años, ni siquiera son rutas autorizadas por el Cabildo.
Al día se movilizan alrededor de 450 mil usuarios, que se desplazan hacia sus hogares, centros de trabajo o a sitios de consumo o recreación de la ciudad.
La alcaldesa, Mara Lezama, al igual que sus antecesores también le dio largas al asunto de revisar las condiciones del contrato de concesión, que también les fue ampliada en 2008 por el entonces alcalde, Gregorio Sánchez, cuando la ciudad era casi la mitad de lo que hoy.
Al problema que generan las cuatro empresas, que si bien tienen unidades en buenas condiciones también hay camiones en muy mal estado, y por si fuera poco con choferes poco capacitados que se conducen a exceso de velocidad a lo largo y ancho de Cancún, poniendo en riesgo la vida de los usuarios.
Por si esto no fuese suficiente, el servicio empeoró cuando a Cancún ingresaron mil “vans” del Transporte Terrestre Estatal, que el Gobierno de Roberto Borge autorizó como rutas alimentadoras pero que hoy en día se mueven por toda la ciudad, usando las mismas 100 rutas que las cuatro concesionarias, pero que tampoco el gobierno de Cancún puede o quiere poner en orden.