A pesar de ser una ciudad con una economía próspera basada en el turismo y reconocida por sus hoteles de lujo, playas paradisíacas y diversas atracciones, Benito Juárez enfrenta graves problemas de marginación, desigualdad y pobreza.
A sus 55 años de existencia, Cancún muestra signos de envejecimiento debido a diversos factores que han deteriorado su infraestructura. La inseguridad, negocios abandonados, contaminación ambiental y la falta de acceso a servicios públicos afectan directamente la calidad de vida de sus habitantes.
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Existen zonas donde la pobreza y la desigualdad son evidentes. La carencia de servicios esenciales como agua potable, drenaje y viviendas dignas refleja la falta de planeación urbana y la ineficiencia en la gestión de recursos. Además, la escasa inversión en proyectos de desarrollo agrava la situación.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), cuyas cifras por entidad federativa se actualizan cada dos años, y cada cinco, a nivel municipal, el porcentaje de población que no puede adquirir una canasta básica en México alcanzó el 35.4% hasta el cuarto trimestre de 2024. Las entidades con menor porcentaje de pobreza laboral fueron Baja California Sur (13.2%), Quintana Roo (20.1%) y Nuevo León (20.4%).
Vulnerabilidad
En Cancún, el 37.9% de la población se encuentra en situación de pobreza; 31.7% en moderada y el 6.2%, extrema. Además, un 26.8% es vulnerable por carencias sociales y el 9.13%, debido a ingresos insuficientes.
El regidor de la Comisión de Desarrollo Urbano y Movilidad, Samuel Mollinedo, reconoció que más del 30% de los habitantes de Cancún enfrenta desigualdad y rezagos históricos. En respuesta, se implementó el “Programa de Regularización para el Bienestar Patrimonial”, con una inversión de aproximadamente 400 millones de pesos en los últimos dos años para la municipalización de al menos 10 colonias y la regularización (en proceso) de 60 asentamientos de los más de 200 identificados en la ciudad.
“Este programa comienza a combatir el problema de raíz, primero haciendo un estudio para identificar a todas las colonias en esa situación, pero del 2018 hacia atrás, porque esto no quiere decir que sigamos incentivando a que existan más y por eso se han hecho muchas clausuras de lotes irregulares que se promocionan en Facebook y no tienen permisos de licencia de construcción y no van a tener servicios”, explicó Mollinedo.
Se enfatizó que esta iniciativa busca “erradicar” la pobreza y “mejorar” la calidad de vida de la población, olvidada durante décadas.
Segregación
Existen áreas de la ciudad que permanecen en condiciones de marginación extrema. Un ejemplo es la colonia El Fortín, en la Región 237, entre diagonal Tulum y la avenida Bonampak, a espaldas de la Universidad del Caribe.
Esta zona fue desalojada e incendiada en 2017 por la fuerza pública. Los habitantes que se quedaron, al acreditar la propiedad de sus predios, la llaman Sarabia, y conserva estructuras de madera, quemadas, y vegetación descuidada.
Aunque la población es escasa, algunas viviendas de material resistente comienzan a surgir. De hecho, la zona es ignorada por los vecinos de la misma región, pero fuera del área invadida, ya que hay quienes ni siquiera sabían que sigue habiendo gente en ese lugar.
“Todas esas invasiones han provocado que la ciudad esté cada vez peor, con mayor delincuencia y pobreza. Cuando llegué a Cancún hace 40 años, era un pueblito muy tranquilo, y recuerdo que en la Ruta 4 comenzaron las casas irregulares y comenzaron las invasiones, pero vaya a “El Crucero” y verá la pobreza que hay: personas que están en los semáforos pidiendo dinero o abriendo las puertas de los Oxxos. Eso no está acorde con un paraíso turístico”, dijo Carlos, de la segunda generación de pioneros.
Excluidos
Hay otras muchas áreas con altos niveles de pobreza y desigualdad. En la Región 97, detrás de una tienda de autoservicio, sobre la avenida Chichén Itzá, en el lote 50, vive una familia de seis miembros, originaria de Chiapas. Si bien, no están en situación de calle, viven sin acceso a agua potable ni servicios básicos, en una humilde vivienda, en medio de la maleza.
Los niños, de cuatro y cinco años, deben bañarse con una manguera y, aunque la casa es resistente, se cuela el aire helado de las madrugadas, sufriendo frío debido a la falta de cobijas o chamarras, comentó Alma, la madre de familia y ama de casa.
Los habitantes de asentamientos, como El Jordán y Tekach, en el sur de Cancún, sobre la avenida Las Torres y a un kilómetro de la José López Portillo, donde por lo menos hay 200 familias, han denunciado durante 20 años la ausencia de atención gubernamental.
“No tenemos servicios de salud, parques, escuelas ni calles pavimentadas. Hay otras colonias irregulares que sí han pavimentado, pero esta sigue en el olvido.
Durante la temporada de lluvias, el dengue es un problema constante y la inseguridad es una preocupación diaria”, lamentó Andrea Martínez, residente de la zona.
En Cancún, hay más de 200 asentamientos irregulares dispersos dentro y fuera de la mancha urbana, sin mencionar las zonas de invasión, que también abundan, y cuyos habitantes históricamente se han quejado de que sólo existen para las autoridades cuando están en campaña y una vez que terminan, siguen siendo “los olvidados y apestados” de un destino turístico con diversos rostros, pero en donde resalta el de la pobreza y la marginación.