Reese, acompañado de su perra de servicio “Ruby”, se despidió del Caribe Mexicano tras vivir seis meses en Playa del Carmen. Originario de Inglaterra, pasó medio año en el destino por gusto. El animal lo acompaña debido a su diagnóstico de diabetes; está entrenada para detectar, sólo con el olfato, cuando sus niveles de azúcar en la sangre están fuera de control.
El extranjero se dedica a ser orador motivacional especializado en deportistas de alto rendimiento, principalmente en disciplinas de contacto como el boxeo y el muay thai. Su trabajo consiste en ayudar emocionalmente a atletas que atraviesan momentos difíciles, ofreciéndoles apoyo para superar bloqueos mentales, derrotas y crisis personales.
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A lo largo de los años ha trabajado con distintos equipos y figuras individuales, ganándose la confianza de quienes lo contratan por su capacidad para conectar con ellos desde la empatía y experiencia personal.
Ha lidiado con retos de salud: fue diagnosticado con diabetes hace más de una década, una condición que transformó completamente su estilo de vida. En esos años, encontró en su mascota una aliada indispensable. Cuando tenía dos años, se tomó la decisión de que la perra fuese entrenada específicamente para detectar con su olfato los cambios en el organismo de Reese.
Tiempo después, ya era capaz de advertirle, incluso antes de que aparecieran los síntomas, cuando su cuerpo estaba entrando en una etapa crítica por descompensación de azúcar. “Ruby” es hoy su compañía constante, y prácticamente la única, diariamente; además de algunos miembros de su familia que también fueron preparados para entender las señales que da la perra cuando algo no va bien.
Durante su estancia en México, eligió Playa del Carmen como su base. Pasó seis meses entre las playas, gente local y un estilo de vida que le resultó revitalizante. Aunque la mascota nunca se metió al mar, disfrutó intensamente de correr sobre la arena, jugar cerca de las olas y acompañarlo en largas caminatas por la costa. Esa rutina se convirtió en parte fundamental de sus días, tanto como el clima cálido y el ambiente relajado del destino.
Compartió que lo que más le sorprendió fue la calidez de la gente en México, siempre sonrientes, solidarios entre sí, y con una actitud abierta, incluso, con quienes vienen de lejos. Esa cercanía fue algo que no había experimentado con tanta fuerza en otros lugares donde ha vivido o trabajado, donde las personas suelen ser más reservadas.
Ahora, alistando su regreso a Inglaterra, reconoció que se lleva más que recuerdos, una experiencia transformadora, una pausa en su vida profesional que también le permitió conectar con otras formas de ver la vida. “Ruby”, como siempre, viaja a su lado. Juntos, retoman el camino de vuelta, su regreso a casa.