Quintana Roo / Cancún

Dejará la ciudad por temor: Lorena, madre de familia abandonará Cancún por la “ola" de inseguridad

La joven señaló que cuando llegó al municipio, su madre le advirtió sobre los peligros, pero decidió omitir el consejo.
Incluso en su mismo hogar, se siente insegura / H. Breson

Lorena, de 19 años y madre de familia, acudió con su bebé en brazos a la terminal de autobuses ADO para comprar un boleto hacia Espita, su lugar de origen y donde ha vivido la mayor parte de su vida. Desde hace seis meses reside en Cancún junto a su pareja, quien trabaja como chalán de albañil. Sin embargo, la creciente inseguridad en la ciudad la ha hecho considerar regresar a Espita de manera definitiva y no sólo por una visita.

Durante su estancia en Cancún, Lorena ha enfrentado una serie de dificultades que la han hecho cuestionar profundamente su decisión de mudarse. La joven, que vive en el fraccionamiento Villas Otoch, comenta que desde que llegó ha experimentado una constante sensación de angustia.

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El ruido de balazos durante la noche, el despertar repentino de su bebé por los estruendos, y la tensión diaria que implica vivir en una zona considerada conflictiva, han desgastado su ánimo y el de su familia. Esa atmósfera de peligro constante la mantiene alerta incluso en su propio hogar, un espacio que debería ser de descanso y tranquilidad, pero que en su caso se ha convertido en un refugio frágil ante lo que ocurre afuera.

Lorena aseguró que no sólo es la inseguridad lo que la desalienta, sino también el desorden generalizado que percibe en la ciudad. En su opinión, Cancún, más allá de las postales turísticas, es un lugar caótico, donde el tránsito es desordenado, los servicios públicos son insuficientes y la convivencia entre las personas se siente cada vez más tensa. No encuentra en el entorno una comunidad solidaria o al menos armónica, lo que la hace sentirse aislada, como si viviera en una ciudad que no la recibe con los brazos abiertos, sino con los dientes apretados.

Aunque en su ciudad natal no hay oportunidades, ha optado por regresar / H. Breson

Al comparar esta situación con Espita, Lorena no oculta su nostalgia. Aunque reconoce que su pueblo natal no tiene muchas oportunidades ni modernidades, valora profundamente la paz con la que se vive allá. Para ella, el silencio, las calles tranquilas y la cercanía con su familia representan un tipo de bienestar que en Cancún ha resultado imposible alcanzar.

La decisión de mudarse a Cancún no fue enteramente propia. Lorena cuenta que lo hizo influida por su pareja, ya que la madre de él, su suegra, reside en la ciudad desde hace tiempo. En aquel momento, pensaron que estar cerca de ella les daría algo de estabilidad y apoyo; sin embargo, con el paso de los meses, la experiencia ha sido distinta a la que imaginaba. La realidad del trabajo mal pagado, las largas jornadas para apenas cubrir lo básico, y la falta de oportunidades reales, la han hecho sentir que fue un error.

Uno de los factores que más peso tiene en su deseo de regresar es la constante preocupación por su hija. Le preocupa que crezca en un entorno donde lo violento parece ser parte del paisaje cotidiano. Dice que su madre, antes de que se mudara, le advirtió sobre cómo era Cancún, sobre los peligros que enfrentaría, pero en aquel entonces creyó que eran exageraciones, tal vez miedos de madre. Hoy, sin embargo, entiende esas advertencias como reflejo de una realidad que ella ahora vive en carne propia. Las historias que escuchaba de lejos se han vuelto su día a día, y eso la ha hecho recapacitar.