La presencia del pez diablo en el sur de Quintana Roo es una problemática que se viene enfrentando desde los últimos tres meses, luego de la primera aparición registrada el pasado mes de febrero de este 2025, toda vez que desde entonces se han realizado otros avistamientos en los diferentes cuerpos de agua que se encuentran en los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco, donde se le ha visto a esta especie invasora.
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De acuerdo con los investigadores de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), si bien la presencia del pez diablo en la región sur de la entidad no es una problemática recienta, toda vez que desde el 2013 se realizaron los primeros avistamientos, sí se trata de un tema importante de tratar por las implicaciones que la presencia de esta especie representa para los ecosistemas marinos, principalmente, un desequilibrio al afectar a las especies endémicas, sobre todo, en el proceso reproductivo de las mismas.
Al respecto, las autoridades de Bacalar han tomado cartas en el asunto, en conjunto con diferentes asociaciones, para la aplicación de estrategias para el control del pez diablo en los cuerpos de agua pertenecientes al municipio, como es el caso del Cenote de la Bruja, o cenote negro, y la laguna de los siete colores, donde se han capturado varios ejemplares.
Sin embargo, en lo que respecta al municipio de Othón P. Blanco, no se tiene registro de la aplicación de medidas preventivas, más que el trabajo que llevan a cabo los investigadores de Ecosur en los cuerpos de agua que pertenecen al municipio, como es el caso de la bahía en la zona que pertenece al ejido de Calderitas y un cuerpo de agua perteneciente al ejido de Luis Echeverría.
En ese sentido, los investigadores de Ecosur han mencionado que se trata de una especie que es fácil de atrapar, por lo que una de las principales recomendaciones para erradicarla de los cuerpos de agua es cazarla; no obstante, se deben tener precauciones, puesto que si bien el pez diablo no huye de los humanos y eso facilita atraparlo, la dureza de su piel puede ser peligrosa si se le intenta agarrar directamente con la mano sin utilizar ningún tipo de protección, por lo que se recomienda el uso de guantes o de arpones.
Otra de las recomendaciones importantes que han emitido los investigadores de Ecosur es que el pez diablo debe mantenerse lo más lejos posible de los cuerpos de agua una vez que es sacado de estos, debido a que tiene la capacidad de volver a sumergirse; respecto a aquellos casos en los que no se les quiera matar. De igual manera, otra opción es donarlo a grupos de investigación, ya que los estudios realizados a su genética ayudan a determinar las acciones preventivas que pueden aplicarse para disminuir su impacto en los ecosistemas marinos locales.