Mientras las estadísticas oficiales reportan una inflación nacional moderada, en el municipio los precios de productos básicos se disparan muy por encima de esos indicadores, generando una creciente presión económica para las familias locales. Comerciantes en zonas turísticas y urbanas han elevado sus precios hasta en un 60%, afectando gravemente el poder adquisitivo de los habitantes.
Aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó una inflación general del 3.59% anual en enero de 2025, un recorrido realizado por este medio revela que el costo de vida en Tulum ha escalado mucho más. Productos esenciales como tortilla, leche, pollo, huevo y gas doméstico han registrado aumentos que van desde el 20% hasta el 60% en comparación con el año anterior.
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El kilo de tortilla, por ejemplo, pasó de 18 a un rango de entre 28 y 32 pesos; la leche ultrapasteurizada subió de 22 a 30 por litro, y la pechuga de pollo, que costaba 95, ahora se vende en hasta 125. Otros alimentos como el pan, el aceite, las legumbres y frutas también presentan incrementos significativos. En lugares donde venden frutas y verduras indican que el precio de la naranja es la que más ha subido, pasando de los 200 a los 400 la caja.
“Tulum es un pueblo caro. Todo cuesta más porque hay mucho turismo, y los que vendemos compramos caro también”, comentó don Ramón Pech, propietario de una tienda en Tumben Káh. “Pero hay quienes abusan. Hay productos que ya vienen inflados desde el proveedor, y otros donde el comerciante le sube más por si el cliente paga sin preguntar”.
La tendencia no se limita a la zona hotelera: colonias como La Veleta, Aldea Zama, Tumben Káh y Guerra de Castas también enfrentan precios elevados. Muchos trabajadores compran al día, adquiriendo apenas lo necesario para una comida. “Me piden tres huevos, tortillas por diez pesos, una bolsita de frijol. Ya no se compra como antes”, agregó el comerciante.
Elvia, vendedora de frutas en el mercado, confirma esta percepción. “Cada semana cambian los precios. Yo me ajusto porque si no, pierdo. Y la gente se queja, pero ni modo, a mí también me lo venden caro”.
El contraste entre la economía de lujo que se promueve en desarrollos inmobiliarios y la realidad salarial de los trabajadores es cada vez más evidente. Muchos empleados del sector turístico perciben ingresos mínimos, mientras enfrentan gastos a nivel de destinos como Cancún o Playa del Carmen. “El turista paga sin preguntar. Pero el local, el que gana el salario mínimo, no puede con estos precios”, lamentó un consumidor de la colonia 2 de Octubre.
En medio de este panorama, el Banco de México ha ajustado su previsión de crecimiento económico a apenas 0.1% para 2025, reflejando un entorno nacional de bajo consumo y escasa inversión, particularmente en el sur del país. En Tulum, la carestía avanza sin freno, mientras la brecha entre turistas y residentes se hace cada vez más profunda.