Comerciantes ambulantes enfrentan a diario una creciente inseguridad en las calles del municipio, donde vendedores con puestos fijos aseguran pagar hasta 200 pesos por día como “cuota de protección”. Mientras tanto, quienes se desplazan en triciclos recorren atemorizados diversas colonias, en las que han sido víctimas de constantes asaltos, sin que se detenga a los responsables.
Claudia, vendedora de tamales con más de una década en el oficio, señaló: “He estado en tres ubicaciones distintas, pero en esta última la situación es insostenible. Si no pagamos por seguridad, nos agreden y nos roban”. Por motivos de resguardo, prefirió no revelar su punto de venta.
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Con evidente preocupación, la mujer de aproximadamente 60 años explicó que debe entregar dinero a dos o tres personas distintas cada día. En ocasiones, apenas logra sacar lo justo para sobrevivir, pues si se retrasa en el pago, la deuda se acumula y al día siguiente debe abonar el doble.
Renata, quien vende antojitos en la zona norte del municipio, añadió: “A mis 65 años, nadie me da empleo, mis hijos no me ayudan. Me levanto desde las cinco de la mañana para preparar la comida, pero sé que antes de vender, ya debo hacer el primer pago del día para asegurar mi tranquilidad”.
Consultados sobre por qué no denuncian estos hechos, los vendedores coincidieron en que temen represalias. “Confiamos más en quienes nos cobran que en la policía”, señalaron.
El problema afecta tanto a quienes tienen un punto de venta fijo como a los que ofrecen productos desde triciclos, como Mario, de 50 años, quien vende raspados y ya ha sido asaltado cuatro veces en lo que va del año.
“Recorro calles principales y colonias. Esas zonas dan miedo, porque apenas nos ven, se acercan en grupo, nos quitan el dinero o piden productos que no pagan. Mejor me voy sin decir nada, uno no sabe con quién se está metiendo”, relató.
Don Ramiro, panadero ambulante, compartió que cada tarde debe pagar una “cuota de entrada” cuando ingresa a nuevas colonias. Aunque se traslada de un punto a otro, siempre aparece alguien en motocicleta para exigirle el pago, que supuestamente lo protege de asaltos, una práctica extendida en varias zonas del municipio.