
Entre el estruendoso sonido de las aeronaves y la infraestructura aeroportuaria, dos cenotes olvidados por el tiempo, permanecen ocultos al amparo de la vegetación, en el interior de la poligonal del Aeropuerto Internacional de Mérida.
Conocidos como Pikitbeh y Piketbeh 2, los dos cenotes tipo caverna, se ubican al final de las dos pistas del aeropuerto. El primero se encuentra a solo unos metros de la colonia Emiliano Zapata Sur III, mientras que el segundo se localiza a poca distancia de la colonia Zazil-Há.
Con previa solicitud, y gracias a la amable atención del Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR), POR ESTO! pudo acudir a explorar los dos sitios que, aunque en la actualidad generan intriga, en algún momento formaron parte de la vida cotidiana de las familias del sur de la ciudad.
A raíz de la primera nota sobre el tema, publicada por este medio de comunicación el pasado 23 de septiembre de 2025, y que tomó como referencia la exploración del creador de contenido, Oswaldo Matú, internautas meridanos recordaron sus experiencias en dichos sitios.
De acuerdo con información proporcionada por el Grupo Asur, el actual perímetro del aeropuerto fue construido a inicios de los años noventa. Antes de ese periodo, las personas podían ingresar a ambos cenotes para pasar el día.
Lo que en algún momento representó un espacio para el esparcimiento familiar, o para pasar el rato entre amigos, hoy es simplemente el refugio de murciélagos y algunas iguanas que aprovechan las cavidades para ocultarse.
El interior del primer cenote (Pikitbeh)
Al arribar a la zona en donde se ubica el primer cenote (Pikitbeh), un sendero bien marcado conduce hacia el acceso de la caverna. Al ingresar, los primeros murciélagos dieron muestra de su presencia y revelaron una gran colonia ubicada sobre la bóveda del sitio.
En uno de los límites de la cueva, se podía apreciar un haz de luz, que ingresaba desde una abertura situada en algún punto metros más arriba. Se dice que varios años atrás, los visitantes aprovechan el pequeño cuerpo de agua del lugar para refrescarse.
La marcada oscuridad y el ambiente aislado, hace creer que dicho cenote se encuentra alejado en la profundidad de la selva, cuando en realidad se localiza a solo unos metros de donde despegan y aterrizan los vuelos comerciales.

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El camino a Pikitbeh II
Una vez concluida la breve exploración del primer cenote, se abordó la camioneta en dirección hacia Pikitbeh II, el segundo cenote del aeropuerto. El vehículo condujo por un camino bien delimitado, que utilizan las autoridades aeroportuarias para trasladarse entre distintas áreas.
Dicha vía se encuentra a un costado de la barda perimetral, y para llegar al sitio en donde se ubica el cenote, se atraviesan las colonias Emiliano Zapata Sur L, San Antonio Xluch I y II, y finalmente Zazil-Há.

A diferencia del primer cenote, la entrada es considerablemente distinta. Para ingresar se debe descender por una abertura en el suelo de unos dos por dos metros. El suelo es resbalado, pero es posible alcanzar el agua, aunque no se logró llegar hasta ella por la gran actividad de murciélagos, quienes se encontraban inquietos ante la presencia de extraños.
Al interior de este cenote, como testigo del paso del tiempo, la mandíbula de un caballo o quizá una vaca, que terminó sus días en ese sitio, yace sobre una gran roca. Es difícil imaginar que en el pasado, dicho recinto natural fue frecuentado.