
En muchas colonias de Mérida ya no se escuchan risas infantiles ni juegos en la calle. En cambio, las mañanas transcurren con lentitud entre sillas de ruedas, medicamentos y llamadas a familiares que no siempre responden. El rostro de la vejez se asoma cada vez con más fuerza en Yucatán, y no parece que el entorno esté preparado para recibirlo.
Un estudio reciente titulado “Autonomía en la vivienda y el barrio en la vejez. Una propuesta con visión de género”, encabezado por las investigadoras Georgina Cárdenas y Georgina Villagómez, revela un panorama inquietante: 28 municipios, 331 localidades rurales y 91 colonias de Mérida ya se consideran “zonas envejecidas”, con un alto porcentaje de adultos mayores. El análisis, aprobado por el Conahcyt, señala que en todas ellas el común denominador es la baja densidad y la disminución de población infantil, mientras crece el número de adultos mayores, sobre todo mujeres, muchas de ellas con alguna discapacidad.
“En estas áreas, el silencio pesa”, comenta una de las autoras. Se trata de lugares donde la población ha disminuido desde hace más de una década. Los niños son cada vez menos y los hogares, más pequeños. En contraste, aumentan las personas con alguna discapacidad y quienes requieren apoyo para vivir.

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“El interés del trabajo es que podamos visibilizar estas áreas, porque a medida que crece este grupo de población, que va a ser el único que va a continuar creciendo en mayor medida, cada vez vamos a ser más personas mayores en el estado”, destacó la especialista.
Barrios se quedan solos
En Mérida, hay colonias donde cuatro de cada 10 habitantes tienen más de 60 años, como La Huerta (48%), Benito Juárez Norte (47%), Plan de Ayala Ampliación (40%), Itzimná, Del Arco y Alcalá Martín (todas por encima del 38%). Aunque suelen verse como zonas seguras o de cierto nivel socioeconómico, lo cierto es que muchas personas mayores viven ahí sin acceso a servicios adecuados o redes de apoyo.
“No se trata sólo de contar adultos mayores, sino también de ver cómo viven, si pueden moverse, si tienen con quién hablar, si las banquetas les permiten salir de casa”, advierte la investigadora Georgina Cárdenas, entrevistada por PorEsto!
Comunidades rurales olvidadas
En el interior del estado, la situación no es mejor. Más de 300 localidades rurales presentan un alto porcentaje de personas mayores, muchas veces duplicando el promedio estatal en habitantes con discapacidad. Esto responde, señalan las expertas, a desigualdades estructurales que han limitado por años el acceso a salud, movilidad y vivienda digna.

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Municipios como Cenotillo (20.2%), Cansahcab (19%), Calotmul (17.8%) y Bokobá (15.5%) ya rebasan los niveles estatales. Además, demarcaciones como Tixkokob, Oxkutzcab, Chankom, Peto, Conkal, Motul, Valladolid y Tizimín concentran numerosas localidades rurales que envejecen sin acompañamiento ni infraestructura.
Una deuda pendiente
El estudio no sólo expone cifras: plantea soluciones urgentes. Las autoras proponen visibilizar estas zonas para llevar servicios, adaptar viviendas, mejorar las calles y fomentar entornos seguros y accesibles para la vejez. También sugieren articular redes comunitarias y asociaciones civiles que trabajen con este grupo poblacional.
“El crecimiento de la población adulta mayor no se detendrá. Pero si no transformamos nuestro entorno desde ya, estaremos condenando a miles a envejecer sin dignidad”, concluye la doctora.
Hoy, la alerta no sólo está en los números, sino en los rostros. En los abuelos que viven solos, en las casas que se van quedando vacías.