Juan Pérez Gómez y su hijo Apolinar Pérez denunciaron públicamente haber sido víctimas de tortura en un anexo ubicado en la ciudad de Xpujil, presuntamente operado por Luis Aquino Pérez. Según su testimonio, fueron sacados con lujo de violencia de su vivienda y posteriormente sometidos a diversos maltratos físicos, entre ellos toques eléctricos y golpes con una tabla.
Ambos señalaron a “Juan Carlos” y “Ángel” como los presuntos responsables de las agresiones. Denunciaron que fueron privados de su libertad sin autorización de ningún familiar, ya que los agresores ingresaron violentamente a su domicilio y sin orden legal.
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Juan Pérez relató que su hijo Apolinar fue golpeado brutalmente en el rostro y la cabeza por un individuo llamado “Juan Carlos”. Además, denunció que no se permitió el acceso de sus familiares al lugar donde estaban retenidos, lo que agravó su situación al quedar incomunicados.
Ante esta situación, sus familiares amenazaron con denunciar los hechos ante la Fiscalía, pero el personal del anexo continuó con los castigos, y según el testimonio, Apolinar fue obligado a bajarse el pantalón y la ropa interior, tras lo cual “Ángel” le propinó severos golpes con una tabla. Luego, Luis Aquino le arrojó una cubeta de agua y le aplicó descargas eléctricas.
Llamado urgente
Juan Pérez indicó que, mientras su hijo era castigado, él fue obligado a permanecer contra la pared, y posteriormente también fue sometido al mismo castigo físico.
Tras lograr su liberación, padre e hijo solicitaron la intervención de las autoridades ministeriales y de la Comisión de Derechos Humanos, al considerar que el trato recibido es inhumano y contrario a los principios de cualquier centro de rehabilitación.
Finalmente, hicieron un llamado urgente a la ciudadanía y a las autoridades, al advertir que en ese lugar podrían encontrarse personas reportadas como desaparecidas. Mostraron públicamente las huellas físicas de los castigos recibidos como evidencia de lo ocurrido.
