Hoy la voz que durante tantos años elevó plegarias en el panteón nuevo ha guardado silencio para siempre. René, mejor conocido como “Mondongo”, falleció este día en su domicilio, presuntamente por causas clínicas, dejando un profundo vacío entre quienes lo conocieron y compartieron momentos con él.
Su figura era inseparable del camposanto, donde con devoción y humildad acompañó innumerables despedidas, consuelos y rezos. Su presencia se volvió parte del paisaje de la memoria colectiva de quienes acudían a despedir a sus seres queridos. Siempre firme, con su rosario en mano, guitarra y las palabras precisas para aliviar el alma.
Hoy, los papeles se invierten, y son sus amigos, vecinos y conocidos quienes elevan una oración por él, por ese hombre sencillo, de corazón grande, que hizo del consuelo su misión de vida.
René no solo fue el rezador del panteón, fue un símbolo de fe, de tradición y de respeto por la vida y la muerte. Quienes lo conocieron no olvidarán su voz pausada, su andar sereno ni su manera única de estar presente en los momentos más duros de tantas familias.
Descansa en paz, Mondongo. Que las almas a las que guiaste encuentren la forma de recibirte y cobijarte en tu nuevo camino. Tu legado queda vivo en cada oración que sembraste con tu voz.
