
Una transformación sin precedentes podría estar en el horizonte para el fútbol profesional de Norteamérica. La Major League Soccer (MLS) ha dado un paso significativo hacia la posibilidad de modificar radicalmente su calendario de competición, con el objetivo de alinearse con el formato utilizado por las principales ligas futbolísticas del mundo.

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UN PASO MÁS HACIA LA GLOBALIZACIÓN
El Consejo de Dueños de la MLS anunció este jueves en un comunicado oficial su aprobación para iniciar "una segunda fase de exploración" sobre este potencial cambio histórico. La decisión refleja la creciente ambición de la liga norteamericana por integrarse plenamente en el ecosistema global del fútbol.
Actualmente, la MLS opera con un calendario que se extiende desde finales de febrero hasta principios de diciembre, incluyendo la Leagues Cup como parte de su temporada. Este formato implica que la competición descansa durante los meses invernales, a diferencia de las grandes ligas europeas.
EL MODELO EUROPEO COMO REFERENCIA
Las ligas de referencia mundial como la Premier League de Inglaterra o LaLiga de España funcionan con un esquema completamente distinto: sus temporadas generalmente comienzan en agosto y finalizan a finales de mayo, estableciendo el período estival como su tiempo de descanso.
Esta diferencia estructural no es meramente una cuestión de calendario, sino que tiene implicaciones profundas en diversos aspectos del funcionamiento de la liga, especialmente en lo referente al mercado de fichajes. La disparidad en los tiempos de contratación y finalización de contratos ha generado complicaciones para los equipos de la MLS que buscan atraer talento internacional.

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EL DESAFÍO CLIMÁTICO
Sin embargo, la razón fundamental detrás del actual formato febrero-diciembre de la MLS no es arbitraria, sino que responde a una realidad geográfica y climática innegable. La liga cuenta con equipos ubicados en ciudades de Estados Unidos y Canadá como Chicago, Toronto o Montreal, donde las temperaturas invernales extremas harían prácticamente imposible la celebración de partidos durante esos meses.
Este obstáculo representa uno de los mayores desafíos logísticos que deberá resolver la MLS si finalmente decide adoptar el calendario al estilo europeo. Las posibles soluciones podrían incluir la creación de un receso invernal extendido, la reubicación temporal de equipos a ciudades con climas más benignos, o incluso modificaciones en los estadios para hacerlos más resistentes a las condiciones extremas.
UN HORIZONTE POST-MUNDIAL
El comunicado del Consejo de Dueños también destacó un aspecto temporal crucial: "cualquier posible cambio no entraría en vigor hasta la temporada 2027 como muy pronto". Este marco temporal no es casual, considerando que en 2026 se celebrará el Mundial organizado conjuntamente por Estados Unidos, Canadá y México.
La decisión de esperar hasta después del torneo mundialista sugiere una estrategia meditada por parte de la MLS para no alterar su funcionamiento antes de este evento global, que promete ser un escaparate sin precedentes para el fútbol norteamericano.
MÁS ALLÁ DEL CALENDARIO
El análisis de la liga no se limita exclusivamente a la cuestión del calendario. Según el comunicado, los propietarios también están evaluando potenciales modificaciones en los formatos de temporada regular y Playoffs, lo que indica una revisión integral del modelo competitivo de la MLS.
Estos cambios podrían representar la transformación más significativa en la historia de la liga desde su fundación en 1993, y reflejan su evolución desde una competición local hacia una liga con ambiciones globales.

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IMPLICACIONES PARA EL DESARROLLO DEL FÚTBOL NORTEAMERICANO
La posible alineación con el calendario internacional tendría repercusiones que trascienden los aspectos puramente logísticos. Esta sincronización facilitaría la participación de la MLS en torneos internacionales de clubes, mejoraría la dinámica del mercado de fichajes, y potencialmente aumentaría el atractivo de la liga para jugadores y entrenadores acostumbrados al ritmo europeo.
Asimismo, esta transformación podría tener un impacto positivo en los jugadores norteamericanos, cuya adaptación a ligas extranjeras se vería facilitada por haber competido bajo un formato similar en su país de origen.
En definitiva, la exploración de este cambio refleja la madurez creciente de una competición que ya no se conforma con ser una liga regional, sino que aspira a convertirse en un actor relevante en el panorama futbolístico mundial, integrándose plenamente en el ecosistema global de este deporte.