En una era donde el futbol moderno está dominado por millones de dólares y transferencias astronómicas, emerge una historia que nos recuerda la esencia pura del deporte más popular del mundo. Conor Tracey, portero de Auckland City, ha demostrado que los sueños no entienden de salarios ni de estatus profesional.
Este domingo 15 de junio, el TQL Stadium de Cincinnati fue testigo de uno de los contrastes más dramáticos de la historia del fútbol. Auckland City, equipo semiprofesional de Nueva Zelanda, se enfrentó al poderoso Bayern München en el Mundial de Clubes, siendo aplastado 10-0 en una diferencia que va mucho más allá del marcador.
Conor Tracey no es un portero convencional. Durante la semana, este guardameta de Auckland City trabaja en el almacén de una empresa farmacéutica veterinaria en Nueva Zelanda, donde su rutina diaria dista enormemente de la vida de los futbolistas profesionales.
"Mi trabajo puede ser extremadamente físico y puede pasar factura a mi cuerpo. He sido mucho más propenso a las lesiones que un portero normal, dada la falta de tiempo que tenemos para una recuperación adecuada también", confesó el portero neozelandés.
Para participar en el Mundial de Clubes 2025, Conor Tracey tuvo que tomar una decisión que pocos futbolistas profesionales deben enfrentar: sacrificar sus días de descanso. El guardameta combinó vacaciones pagadas con vacaciones sin sueldo para poder cumplir su sueño de enfrentarse a gigantes europeos.
"He tenido que hacer una combinación de vacaciones y vacaciones sin sueldo. Para jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca, 100% vale la pena", declaró con una sonrisa que refleja la pasión pura por el fútbol.
Noticia Destacada
¡Por no tener derechos de transmisión en Copa Oro! Martinoli y García narran sin censura partido del Tri en Youtube
Mario Ilich: El capitán vendedor de Coca-Cola
La historia de Tracey no es única en Auckland City. Mario Ilich, capitán del equipo neozelandés, trabaja como representante de ventas de Coca-Cola, demostrando que el futbol semiprofesional requiere múltiples sacrificios para subsistir.
La rutina de Ilich es agotadora: "Intento terminar antes de las 5 p.m. para poder cruzar la ciudad al entrenamiento, que comienza a las 6 p.m. Pasaremos unas dos horas en el césped, y llegaré a casa alrededor de las 9 p.m. antes de irme a la cama para prepararme para hacerlo todo de nuevo al día siguiente", compartió en entrevista para CNN.
Un día que comienza a las 5 AM
El compromiso de Ilich va más allá del horario laboral convencional. Cuatro días de la semana, el capitán de Auckland City inicia su jornada a las 5:00 AM, combinando su trabajo en Coca-Cola con los entrenamientos del equipo.
Esta rutina extenuante demuestra el nivel de sacrificio que requiere representar a Nueva Zelanda en competencias internacionales cuando el fútbol aún mantiene características semiprofesionales.