La incógnita se resolvió de la manera más emotiva posible sobre si Miguel Herrera, entrenador de la Selección de Costa Rica, entonaría el himno nacional mexicano siendo el rival del Tricolor en la Copa Oro. La respuesta llegó en forma de un gesto que trascendió cualquier rivalidad deportiva y demostró que algunas identidades van más allá de los colores que se portan en un momento determinado para un mexicano.
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En la ceremonia protocolaria, ambas selecciones entonaron sus respectivos himnos en un ambiente cargado de expectación. Los ojos de miles de aficionados y de las cámaras de televisión se posaron sobre Miguel Herrera, esperando conocer cuál sería su reacción cuando sonaran las primeras notas del himno que lo vio crecer como futbolista y entrenador.
El momento se volvió aún más significativo considerando que el Piojo se encontraba del lado contrario de la cancha, vistiendo los colores de Costa Rica y con la responsabilidad de liderar a los Ticos contra su país natal.
El Gesto que Habló por Sí Solo
Pero el Piojo, aunque era en esta ocasión el rival, no dudó en mantenerse de pie y entonar el himno cuando tocó el turno de México. Su postura erguida y su voz acompañando la melodía enviaron un mensaje claro sobre el respeto y el amor que siente por su país, independientemente de las circunstancias deportivas.
También se incluyó a su cuerpo técnico, quienes siguieron el ejemplo de su líder y mostraron el mismo respeto durante la interpretación del himno mexicano. Esta muestra de unidad en el gesto reforzó el mensaje de que el profesionalismo y el respeto pueden coexistir con el sentimiento patrio.