En una exhibición de franqueza brutal que pocos técnicos se atreven a mostrar en público, Javier Aguirre destrozó sin contemplaciones el rendimiento de sus jugadores tras la goleada 4-2 ante Suiza. Las declaraciones del Vasco no solo confirmaron la gravedad de la crisis, sino que desnudaron una fragilidad mental que podría comprometer seriamente las aspiraciones de México en la Copa Oro 2025.
Lejos de buscar excusas o minimizar el descalabro, Aguirre eligió el camino de la autocrítica despiadada, convirtiendo la conferencia de prensa en una sesión de terapia shock que evidenció la magnitud del problema que enfrenta la Selección Mexicana.
El diagnóstico demoledor: "Nos temblaban las patitas"
"Nos temblaban las patitas cada vez que se nos acercaban estos amigos", declaró Aguirre a TV Azteca, utilizando una expresión que instantáneamente se convirtió en el epitafio de una tarde desastrosa. La metáfora del técnico mexicano capturó perfectamente la esencia del problema: un equipo que perdió la compostura ante el primer obstáculo serio.
Personalidad ausente en momento crucial
"En la primera parte un equipo sin personalidad, que se asustó con el gol en contra", continuó el estratega, identificando el momento exacto en que México perdió el control del encuentro. El gol de Breel Embolo al minuto 20 no solo abrió el marcador, sino que quebró la confianza de un equipo que parecía incapaz de reaccionar ante la adversidad.
Nerviosismo generalizado
"Nerviosos con la pelota y sin ella", describió Aguirre, pintando el cuadro de una selección que perdió su identidad futbolística cuando más la necesitaba. Esta observación resulta particularmente preocupante considerando que México tradicionalmente se caracteriza por su manejo del balón y capacidad de adaptación.
En conferencia de prensa, Aguirre profundizó en su análisis, revelando una perspectiva que trasciende lo meramente deportivo: "Yo siempre he dicho que ante la adversidad conoces a la gente y con un marcador tan fuerte en contra, veo las conductas de los jugadores dentro y fuera y eso quiero".
La derrota como herramienta de evaluación
El técnico transformó la humillación en instrumento de diagnóstico: "No me gusta perder, pero que se vea qué jugador tiene tamaños para superar una derrota". Esta declaración sugiere que Aguirre utilizará esta experiencia como filtro para identificar a los elementos con fortaleza mental suficiente para competir en torneos oficiales.
"Hay cosas rescatables, pero cuando te meten 4, tienes que bajar las orejas, irte a tu casa y mejorar... pero no puedo ver el árbol, tengo que ver el bosque", sentenció el Vasco, demostrando una madurez táctica que prioriza el análisis integral sobre aspectos puntuales.
Raúl 'Tala' Rangel se convirtió en blanco de críticas tras su actuación, pero Aguirre demostró liderazgo al ofrecer una defensa medida: "Hoy el Tala en uno se lo podríamos recriminar, pero es un amistoso".
El estratega aprovechó para destacar la competencia en la portería: "Se pone buena la lucha porque tenemos tres porteros distintos y nos aportan cosas. Hay una enorme armonía, entrenan, se dan la mano, pero con respeto y amistad". Esta declaración sugiere que la titularidad permanece abierta para la Copa Oro.
"En la portería estoy tranquilo", afirmó categóricamente, enviando un mensaje de confianza que contrasta con las críticas externas y demuestra su respaldo al grupo de guardametas.