La incertidumbre sobre el paradero de María Corina Machado marcó la jornada de entrega del Premio Nobel de la Paz 2025.
El Instituto Nobel noruego confirmó que la líder opositora venezolana no logró llegar a tiempo a la ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo, pero aseguró que se encuentra a salvo y que ya viaja hacia la capital noruega, donde participará en actividades posteriores vinculadas al galardón.
En un comunicado, el organismo destacó que la laureada hizo “todo lo que estaba en su poder” para asistir al acto central, en un contexto que calificó como de “peligro extremo” para su desplazamiento fuera de Venezuela.
Por las restricciones y riesgos asociados a su situación, Machado no pudo estar en el escenario cuando comenzó la ceremonia, aunque el Instituto recalcó que su presencia en Oslo está prevista.
La hija de Machado recoge el Nobel y lee el discurso en su nombre
Ante la imposibilidad de la opositora de viajar a tiempo, fue su hija, Ana Corina Sosa, quien subió al estrado para recibir el Nobel de la Paz y leer el discurso de aceptación en representación de su madre.
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La escena confirmó el plan adelantado por el director del Instituto Nobel, Kristian Berg Harpviken, que horas antes había revelado que la familia de Machado ya se encontraba en Noruega y que sería su hija quien la sustituyera en la ceremonia oficial.
En Oslo también están presentes la madre y la hermana de la dirigente, así como figuras de la oposición venezolana y mandatarios latinoamericanos invitados por la galardonada, en un contexto de alta expectativa internacional por el mensaje político que supone el premio.
Un Nobel marcado por la persecución política en Venezuela
María Corina Machado, que ha permanecido oculta en Venezuela durante meses y está sometida a una prohibición de salida del país, fue distinguida con el Premio Nobel de la Paz por su papel en la defensa de los derechos y libertades y por impulsar una transición pacífica hacia la democracia.
Las dificultades para que la opositora se trasladara a Oslo han convertido esta edición del Nobel en un recordatorio de los obstáculos que enfrentan los líderes perseguidos por motivos políticos.
No es la primera vez que un galardonado con el Nobel de la Paz no puede estar físicamente en la ceremonia, pero el caso de Machado vuelve a colocar en el centro del debate la situación de Venezuela y la presión internacional sobre el régimen de Nicolás Maduro.
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