
Las costas del Pacífico mexicano fueron golpeadas con fuerza por la tormenta tropical Dalila, que dejó a su paso un rastro de destrucción en comunidades turísticas de Michoacán y Guerrero, afectando severamente la infraestructura turística y comercial de estas regiones.

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En el municipio de Aquila, Michoacán, las intensas lluvias y los vientos huracanados destruyeron cabañas y restaurantes ubicados frente al mar, dejando a decenas de familias sin fuente de ingresos. El Ayuntamiento, encabezado por el presidente municipal, José María Valencia Guillén, informó que se mantiene en comunicación permanente con los habitantes y prestadores de servicios, con el fin de coordinar acciones de apoyo y recuperación.
En Guerrero, el puerto de Acapulco fue testigo de escenas caóticas cuando Dalila arrasó con 38 enramadas, además de causar el colapso de estructuras en cuatro restaurantes y una marisquería. El mobiliario de playa fue arrastrado por la fuerza del oleaje, y se reportan pérdidas materiales significativas.
Hasta el momento, no se han reportado víctimas mortales, pero las autoridades continúan evaluando los daños y desplegando brigadas de apoyo en las zonas afectadas. Se exhorta a la población a mantenerse informada a través de canales oficiales y a seguir las recomendaciones de Protección Civil.
Este evento meteorológico pone de nuevo en evidencia la vulnerabilidad de las zonas costeras frente a fenómenos meteorológicos extremos, y plantea retos urgentes en materia de prevención y resiliencia climática.