
Ejidatarios del poblado Juan Sarabia dieron a conocer que la comunidad menonita ha adquirido alrededor de 20 mil hectáreas de tierras en el sur del estado, específicamente en polígonos que colindan con Sergio Butrón Casas, Xul-Há y Ucum
Señalaron que la clausura de 437.517 hectáreas por cambio de uso de suelo sin permiso de la autoridad federal es sólo la punta del iceberg de lo que podría convertirse en una megadepredación por parte de dicha comunidad en la zona, donde existen especies protegidas incluidas en la NOM-059-SEMARNAT-2010, como jobillo, palma de guano kum y palma chit.

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Los ejidatarios indicaron que, aunque la presencia de menonitas ha sido mínima en el poblado Juan Sarabia, los habitantes tienen conocimiento de diversos predios, de gran extensión, que les fueron vendidos previamente.
De acuerdo con sus declaraciones, el problema se remonta a finales de 2019, cuando autoridades ejidales en funciones vendieron extensas áreas a los menonitas, lo que ha provocado una expansión gradual de actividades agroindustriales por parte de este grupo.
Uno de los comuneros remarcó que estas ventas no se realizaron con el consenso del resto del comité ejidal, por lo que desde entonces surgieron cuestionamientos. Afirmó que fue el comisariado con mayor jerarquía quien concretó la venta de una parte significativa de tierras durante los tres años que duró su gestión.
“Ha sido un asunto de años. Incluso podría decirse que desde antes ya se realizaban ventas sin consultar al resto de los integrantes del comité o del sector agrícola aquí en los ejidos de la Ribera del Río Hondo”, subrayó uno de los comuneros.

La expansión menonita ha provocado una gran deforestación en la selva de la Ribera del Río Hondo, destacando la tala de especies endémicas del sur del estado para sembrar sorgo, maíz y soya durante más de una década.
“Quien venga y vea el terreno ocupado por los menonitas notará la cantidad de sorgo y maíz sembrado, pero sobre todo sorgo, porque se vende bien. Muchos del sector agropecuario lo prefieren para alimentar a su ganado, incluso ellos mismos alimentan a sus animales con esa cosecha”, comentó otro ejidatario.
Además, denunciaron el uso excesivo de herbicidas y pesticidas para proteger los cultivos, lo que ha dañado gravemente la tierra. También señalaron que algunos de estos químicos han sido desechados en cuerpos de agua cercanos, provocando contaminación severa.
“El Río Hondo nunca ha sido claro, siempre ha estado turbio por sus componentes, especialmente en temporada de lluvias. Pero ahora el agua es distinta. Ya no hay fauna como antes, y ni se diga de la zona que colinda con Ramonal y Sac Xán; el agua se ve sucia”, apuntó un habitante.

Otros pobladores advierten que esta situación también representa un riesgo para los balnearios turísticos de la región, como El Chorrito —cerca de Juan Sarabia— o el llamado “Manantial”. Al tratarse de venas subterráneas conectadas con el río, la contaminación podría perjudicar estos cuerpos de agua a largo plazo.
Por otro lado, los ejidatarios señalaron que el problema no se limita a la venta de terrenos o la contaminación del Río Hondo. Afirmaron que la sobreproducción de frutas, verduras y hortalizas, por parte de los menonitas, ha desplazado la comercialización de productos locales.
“Van a los mercados de Chetumal y se les acaba todo. Los comerciantes los prefieren porque son puntuales y traen sus productos en mayoreo. Lo mismo pasa con la carne y el ganado: en seis meses ya tienen reses en condiciones para vender”, indicaron.
Los ejidatarios coincidieron en que la falta de regulación y vigilancia por parte de las autoridades estatales ha permitido que continúe la afectación a la selva, hábitat de especies clave para la conservación del medio ambiente.

José María Morelos
En el ejido Piedras Negras, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró un terreno de 10.68 hectáreas por deforestación. Esa extensión, según se investigó entre los campesinos del poblado, fue habilitada por un grupo de menonitas para sembrar maíz. Dieron a conocer que el núcleo agrario cedió a esos colonos 3 mil hectáreas de una dotación ejidal de 5 mil 500.
Moisés Rojas, habitante de esa zona, informó que decidieron enajenar parte del ejido porque no cuentan con recursos para explotarla y que el Gobierno no brinda apoyos para que los campesinos se queden a trabajar sus parcelas, porque, si existieran, no habría necesidad de vender.
Expuso que, si contaran con un área de mecanizados en el núcleo agrario, equipo agrícola para preparar la tierra y sembrar, así como insumos suficientes, nadie “en su sano juicio” entregaría sus propiedades.
Comentó que el Artículo 27 constitucional, modificado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, establece que los terrenos ejidales pertenecen a los integrantes del núcleo; por lo tanto, pueden decidir qué hacer con ellos.
Enrique Rojas, otro residente del sitio, señaló que optaron por vender parte del ejido a los menonitas hace un año, porque no tienen medios para ponerla a producir, aunque tengan la intención de hacerlo.

Relató que hace 15 días llegaron los inspectores de la Profepa a interrumpir las labores en el área donde los menonitas se alistaban para sembrar maíz.
Dijo que, si el Gobierno determina que no pueden intervenir esas tierras, es su responsabilidad, pues ellos ya realizaron la transacción.
Indicó que a los habitantes de Piedras Negras no les incomoda que los nuevos propietarios trabajen los lotes que adquirieron, pero subrayó que, si las autoridades optan por otras acciones, ya no es su asunto.
Lo que sí les genera molestia, agregó, es que, a raíz de la llegada de la Profepa al ejido, también fue suspendido el programa de carbono y, por esa razón, esta vez no van a recibir beneficios de ese esquema, como ocurrió el año pasado.
Sobre este punto se intentó dialogar con el comisariado ejidal, Anselmo Ortega. Para ello se acudió a su domicilio, pero su esposa informó que se hallaba en una reunión con personal del programa “Sembrando Vida”.
La vida en Piedras Negras
Los pobladores de la comunidad Piedras Negras se dedican a la siembra y a actividades forestales. De hecho, durante más de dos décadas contaron con un permiso para el aprovechamiento de los recursos maderables.
Dicha labor les generaba algún ingreso para sostenerse en la localidad y evitar migrar; sin embargo, al agotarse esos fondos, muchos comenzaron a abandonar el lugar porque la agricultura de temporal que practican ya no rendía lo suficiente ni siquiera para el autoconsumo.
Algunos habitantes, confió la señora Josefa Ortega, comenzaron a dedicarse a la cría de ganado en pequeña escala y también a la apicultura.
Piedras Negras, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, tiene 120 residentes. Por estar situada en una región muy apartada de la cabecera municipal, sus habitantes solo pueden salir los lunes y viernes, cuando pasa por ahí una “combi” proveniente de San Isidro Poniente.
Eso sí, los jóvenes no enfrentan mayor problema, pues se trasladan en motocicletas para comprar víveres o acudir a consultas médicas en la comunidad Gavilanes, ubicada a unos ocho kilómetros.
Actualmente, la población cuenta con conexión a Internet, ya que se observan varias viviendas con antenas instaladas por empresas privadas que comercializan ese servicio.

¿Cómo llegaron los menonitas a ese lugar?
Los menonitas han buscado expandir sus asentamientos en el municipio. En 2002 adquirieron tierras por Sabana San Francisco y comenzaron a desmontar zonas forestales, pero donde iniciaban los trabajos fue asegurado por la Profepa porque se localiza en un área en trámite para convertirse en zona de la reserva Balam K’aax.
En 2012 incursionaron en la región Los Planes, detrás del ejido Nuevo Cunduacán, donde también intentaron poner en marcha labores en terrenos que le compraron a un ranchero. Incluso, se comenta que provocaron un incendio en ese sector para que otros ejidos cercanos les vendieran terrenos.
El año pasado, relató Benito Kumul, otro habitante del área, esos hombres llegaron a las comunidades El Triunfo y Piedras Negras en busca de terrenos. Comentó que en El Triunfo no les quisieron vender ni una fracción, pero en Piedras Negras se pactó la venta de 3 mil hectáreas.
Añadió que, tras la compraventa, los menonitas comenzaron a preparar los campos. Incluso, afirmó que el año pasado se les atribuye la quema de buena parte del monte en ese núcleo agrario, la cual se extendió hasta la zona de reserva de Balam K’aax.
Hace aproximadamente 15 días, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente se presentó en Piedras Negras para clausurar un terreno de poco más de 10 hectáreas por deforestación y cambio de uso de suelo, sin contar con autorización para ello.