La fauna silvestre de Chetumal enfrenta una grave amenaza dentro de la mancha urbana. Según reportes ciudadanos y especialistas, al menos tres tlacuaches son hallados muertos cada día en distintos puntos de la ciudad, víctimas de maltrato físico y descuido humano.
El fenómeno ha generado preocupación y rechazo entre la población, que señala que muchos de estos ataques se realizan con “saña”, especialmente por adultos mayores que sostienen la creencia de que los tlacuaches son portadores de enfermedades.
Sin embargo, especialistas en vida silvestre aseguran que estos animales cumplen funciones esenciales para el equilibrio del ecosistema urbano, incluyendo el control de insectos y pequeños roedores.
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“Cuando se elimina una especie como el tlacuache de manera indiscriminada, no solo se está dañando a un animal inocente, sino que se rompe un equilibrio natural que puede traer consecuencias directas al ser humano, como el aumento de plagas y la proliferación de insectos que afectan la salud pública”, indicó Liz Lara, bióloga del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Ciudadanos han documentado con fotos y videos los casos de maltrato, y organizaciones de protección animal han llamado a la población a respetar la vida silvestre y denunciar cualquier acto de crueldad.
Según estas agrupaciones, los tlacuaches no representan un riesgo de contagio significativo, siempre y cuando no sean manipulados de manera indebida o enfermos, y su exterminio innecesario es un reflejo de desinformación y falta de educación ambiental.
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La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha señalado que la protección de la fauna urbana es una responsabilidad compartida entre autoridades y ciudadanos.
Entre las acciones recomendadas se encuentran la colocación de carteles informativos, campañas de concientización y atención inmediata a animales heridos que puedan ser rescatados y rehabilitados.
El maltrato hacia los tlacuaches evidencia, según expertos, la necesidad urgente de implementar programas de educación ambiental y fomentar la convivencia armónica con la fauna urbana.
“No se trata solo de proteger a un animal; se trata de cuidar la biodiversidad que sustenta la vida dentro de la ciudad”, concluyó el especialista.
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Con la participación activa de la ciudadanía, más apoyo institucional y la difusión de información confiable, Chetumal podría frenar la mortalidad de estas especies y asegurar un entorno más seguro y equilibrado para todos sus habitantes, humanos y animales por igual.