
Cada 10 de mayo, las flores, abrazos y mensajes llenan los hogares en honor a las mamás, pero más allá de la celebración, el Día de las Madres en Yucatán abre también una ventana para mirar con atención una transformación silenciosa pero profunda: cada vez menos mujeres eligen ser madres o lo hacen en etapas más avanzadas de su vida.

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Las estadísticas respaldan esta transformación: de acuerdo con datos del Inegi, en el 2023 se registraron 22 mil 58 nacimientos en Yucatán, una cifra que representa una disminución del 5.6 por ciento en comparación con 2022, cuando hubo 23 mil 369. Además, la tasa de natalidad fue de 40.8 nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil, y ubicó al estado como el penúltimo en el ranking, apenas arriba de la Ciudad de México.
Además, en la última década, la maternidad ha disminuido de forma sostenida en el estado, reflejo de nuevas realidades sociales, económicas y personales que reconfiguran lo que antes se consideraba un camino natural y casi obligatorio para las mujeres.
Según el Inegi, la tasa de natalidad en Yucatán ha mostrado una disminución constante desde 2019. Ese año, la tasa era de 54.5 nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil; para 2023, esta cifra cayó a 40.8.
A pesar de la disminución general de la natalidad, Yucatán se distingue por tener una de las tasas más bajas de embarazos en adolescentes en México. En 2023, la tasa de nacimientos registrados en madres de entre 10 y 17 años fue de 10.1 a 13.0 por cada mil mujeres en ese grupo de edad.
El Inegi también ha identificado patrones en la distribución mensual de los nacimientos: En 2023, agosto fue el mes con mayor número de nacimientos, con 2 mil 328, seguido de septiembre con 2 mil 276, y enero con 2 mil 81. Por el contrario, diciembre fue el mes con menor número de nacimientos, con solo 407.
Cambian las prioridades
Diversos factores han contribuido a esta tendencia. Expertos señalan que el cambio en las prioridades de las generaciones más jóvenes, quienes optan por centrarse en su desarrollo personal y profesional, ha influido significativamente en la decisión de muchas de retrasar o incluso renunciar a la posibilidad de tener hijos.
Además, el alto costo de vida y las secuelas emocionales derivadas de la pandemia de COVID-19 han impactado en la decisión de formar una familia. Estos elementos han llevado a una reconfiguración de los modelos tradicionales.
La disminución de la natalidad plantea desafíos en términos de envejecimiento poblacional y sostenibilidad de los sistemas de salud y seguridad social. Es crucial que las políticas públicas se adapten a esta nueva realidad, promoviendo el bienestar de las familias y apoyando a las mujeres en su rol como madres y trabajadoras.

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Ante la realidad de la maternidad, el gobierno de Yucatán ha implementado diversas políticas públicas para apoyar a las madres y familias. Una de las iniciativas más destacadas es el programa de apoyo económico a madres trabajadoras, que busca aliviar la carga financiera de las familias y fomentar la participación femenina en el ámbito laboral.
Además, se han fortalecido los servicios de salud materno-infantil, con la construcción de nuevos centros de salud y la capacitación del personal médico para atender las necesidades específicas de las mujeres.
JGH