Con vaquerías, jaranas y música tradicional, comunidades como Tiholop, Acanceh, Hunukú y Tizimín realizan las festividades en honor a la Santa Cruz. Esta celebración, profundamente arraigada en la fe y la cultura maya, combina tradiciones ancestrales con elementos cristianos, y se vive con gran devoción a través de procesiones, rezos, danzas, comidas típicas y expresiones de gratitud por milagros recibidos.
En Tiholop, Yaxcabá, comenzaron formalmente los festejos patronales en honor a la Santa Cruz. Las notas de Aires Yucatecos, Xmakech, El Trenecito, entre otras piezas musicales, no podían faltar en la vaquería para complacer al público a cargo de la orquesta jaranera La Candelaria.
Al ritmo de compases de tres cuartos y seis octavos, la reconocida agrupación musical dio inicio al evento ante un nutrido público, marcando el momento con la presentación de la embajadora de los festejos tradicionales, Dafne Marín Uc, quien estuvo acompañada por su bastonero, Miguel Be Koyoc. A este emotivo inicio se sumaron grupos de jaraneros que, entre melodías, disfrutaron de cada pieza musical, ya fuera escuchándola con atención o luciéndose con sus mejores pasos en los bajos del Palacio Municipal.
Los festejos patronales en honor a la Santa Cruz Verde se intensifican en el municipio, ya que Libre Unión y Kancabdzonot también iniciaron sus festejos tradicionales en honor al mismo patrono.
Por otra parte, en Tizimín, la familia Kumul Domínguez se prepara con devoción para celebrar la festividad de la Santa Cruz, una tradición que mantienen desde hace más de 20 años como muestra de fe y agradecimiento. En su hogar, ubicado en la calle 61 entre 30 y 32, sacrifican animales como cerdos, pavos y gallinas para preparar platillos típicos como relleno negro y cochinita, que compartirán con vecinos y familiares durante el último novenario. La familia agradece a su santa patrona por las bendiciones recibidas, como salud y sustento, incluso en tiempos difíciles.
El festejo culminará el 3 de mayo con un rosario, una serenata del mariachi Los Jilgueros, un convivio con comida, presentaciones de música, danza folclórica y la tradicional danza de la Cabeza de Cochino.
Paralelamente, desde el 24 de abril se han realizado novenarios en el centro pastoral Santa Cruz, donde creyentes oran por la salud y bienestar de sus seres queridos. El coordinador del sector religioso, Luis Rey Yam Dzib, informó que hoy también habrá un rosario de adoratorio, misa y una última procesión con la imagen de la Santa Cruz.
En Acanceh, con la tradicional vaquería regional comenzaron las festividades en honor a la Santa Cruz en la localidad.
Fue alrededor de las 23:00 horas cuando las autoridades municipales y la embajadora Citlali Moreno, acompañados de los diferentes grupos jaraneros provenientes de municipios cercanos como Seyé, Cuzamá, Homún, Tecoh y Timucuy, arribaron al Palacio Municipal. Después, la orquesta jaranera tocó los tradicionales Aires Yucatecos en un ambiente de algarabía.
Otro momento mágico fue la quema de los juegos artificiales, numerosas familias reunidas en sus mesas contemplaron la lluvia de luces, mientras que los cientos de jaraneros y mestizas zapateaban en el Palacio Municipal, donde se llevaba a cabo la vaquería regional.
Como se recordará, la fiesta tradicional tendrá lugar hasta el 5 de mayo, y entre las actividades contempladas está la vaquería regional, las corridas de toros, bailes populares, tardeadas y la procesión de la sagrada imagen de la Santa Cruz.
En Hunukú, comisaría de Temozón, se celebran las fiestas patronales en honor a la Santa Cruz, a la que los fieles devotos acuden diariamente para presentarle velas, agradecer favores recibidos o pedir su intercesión ante Dios. La comunidad católica le atribuye numerosos milagros, lo que atrae a visitantes de distintas partes de Yucatán.
Durante estas festividades se realizan actividades tradicionales como corridas de toros, entradas y salidas de gremios, bailes populares y tardeadas. La imagen de la Santa Cruz permanece acompañada por creyentes a lo largo del día, manteniendo su altar iluminado con velas.
Entre los testimonios, Marciano Canté Kinil, de Chemax, expresó su gratitud por un milagro recibido, mientras que Casimira Puc Canul afirmó haberse curado milagrosamente de una grave enfermedad gracias a la Santa Cruz. Casos como estos reflejan la profunda fe que la comunidad tiene en esta devoción.
Historia
La Cruz Verde, también conocida como K’atab Yaax Che’, es un símbolo profundamente arraigado en la tradición religiosa y cultural del pueblo maya. Se celebra cada 3 de mayo como parte de las festividades dedicadas a la Santa Cruz, coincidiendo con una fecha cristiana que conmemora el hallazgo de la cruz donde fue crucificado Jesucristo. Sin embargo, en el contexto maya, este símbolo adquiere un significado único, al representar una fusión entre la cosmovisión indígena y el cristianismo traído por los colonizadores. Además, en el pasado coincidía con la fecha que marcaba el inicio de la siembra del maíz en las milpas y parcelas.
Talladas y pintadas en madera, estas cruces son generalmente de color verde, lo cual simboliza la centralidad y la vida, conceptos que los mayas relacionan con los árboles (ambos representados por la palabra che). En los altares domésticos donde se celebran novenarios, estas cruces están acompañadas de elementos naturales y textiles que evocan a la Madre Tierra.
A diferencia de las cruces cristianas tradicionales, la Cruz Verde no incluye imágenes de la Pasión de Cristo, como clavos, sangre o llagas, para evitar asociaciones con sacrificios antiguos y facilitar la aceptación del símbolo por parte de los pueblos originarios durante la evangelización.
El historiador Luis Pérez Salazar explicó que esta cruz es tanto un símbolo de fe como una herencia cultural. Además, relató el origen de la devoción cristiana a la cruz, que se remonta a la emperatriz Elena en el siglo IV, quien, tras una peregrinación a Jerusalén, descubrió la cruz verdadera mediante un milagro de sanación.
La importancia de la Cruz Verde no es sólo religiosa, sino también histórica y política. Durante la Guerra de Castas (1847) este símbolo se volvió emblema de la resistencia maya frente a los abusos de los colonizadores. En este contexto surgió la figura de la Cruz Parlante, utilizada por líderes mayas como José María Barrera para guiar al pueblo mediante mensajes divinos, fortaleciendo su lucha espiritual y militar contra los opresores. Este fenómeno dio origen al movimiento de los Cruzo’ob, una secta religiosa maya-cristiana.
En la actualidad, la Cruz Verde también es venerada por albañiles, quienes cada 3 de mayo colocan cruces decoradas con flores en lo alto de sus construcciones y realizan rezos, procesiones y convivios donde se ofrece comida tradicional como el relleno negro. Esta práctica refuerza el vínculo entre la cruz y el inicio del ciclo agrícola, ya que la fecha marca también el comienzo de las lluvias y de la siembra del maíz.
La doctora Georgina Rosado señala que este sincretismo se manifiesta claramente en cruces labradas con motivos de mazorcas, símbolo del maíz y de la fertilidad. Desde la época colonial, documentos como los Chilam Balam y escritos de misioneros como el del cura Pedro Sánchez de Aguilar y el obispo Francisco de Toral refieren el uso de cruces entre los mayas como símbolo de protección espiritual. Estas eran colocadas en caminos, entradas de pueblos y casas para resguardar contra enfermedades y malos vientos.
La devoción a la Cruz Verde sigue viva en comunidades yucatecas como Tizimín, Yaxcabá, Tekal de Venegas y otras, donde se le rinde tributo mediante altares adornados con flores, velas y ofrendas. La celebración refleja una identidad colectiva que mezcla tradición ancestral con elementos cristianos, siendo símbolo de unidad, resistencia y fe entre los pueblos mayas.
