
La tarde de ayer martes, las calles del Centro Histórico fueron desbordadas de devoción, nostalgia y emociones, ya que más de tres mil fieles acudieron al atrio de la Catedral de Campeche para participar en la misa de despedida de Monseñor José Francisco González González, quien, tras 11 años al frente de la Diócesis, ofreció una ceremonia para agradecer a los católicos de Campeche por arroparlo.
A las cinco de la tarde, en punto, comenzó la liturgia, apenas el sol comenzaba a esconderse y en el Parque Principal, las campanas de la catedral anunciaron la llegada del prelado católico.
Vestido con su tradicional casulla blanca y mitra dorada, Monseñor González caminó frente a los presentes al salir de la puerta principal de la catedral, y se abrió paso entre las alabanzas de los campechanos, que, con lágrimas contenidas y teléfonos, tomaban fotos y grababan el video de la última misa del ahora Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Las sillas, distribuidas desde la escalinata de la catedral campechana hacia las calles aledañas, como la calle 10 y la calle 55, fueron ocupadas por hombres y mujeres de todas las edades, religiosos, religiosas, niños en brazos, adultos mayores en sillas de ruedas y jóvenes que lo escucharon por años hablar de esperanza desde el púlpito.

Durante la homilía, la voz pausada y profunda del sacerdote Marcos Cohuó hizo recordar que José Francisco González González es el obispo número catorce que ha tenido Campeche, así como quien ha estado más cerca de su feligresía, ya sea en las misas o escuchando plegarias, problemas, pecados o peticiones que le confiaban.
Reconoció que, en febrero pasado, cuando recibieron la noticia de que González González fue designado por el Papa Francisco como nuevo arzobispo, reaccionaron con tristeza al saber que ya no tendrían la presencia de su pastor, pero, a la vez, hubo júbilo al conocer que el máximo representante de la Iglesia en el mundo reconoció su trabajo y lo envió a Chiapas como arzobispo.
Al final de la ceremonia, mientras los acordes del coro diocesano entonaban canciones y plegarias, Monseñor González bendijo por última vez a los presentes, y decenas de campechanos comenzaron a acercarse para abrazarlo. Otros le ofrecieron palabras de aliento o agradecimiento, y muchos simplemente lo miraron con gratitud antes de marcharse.

Una ola de aplausos fue el cierre de 11 años de servicio en Campeche, con lo que obtuvo una despedida sencilla, pero abarrotada de cariño real por parte de su feligresía.
"Así se va Monseñor José Francisco González González; pero su voz y su legado perdurarán en la catedral, en las calles del Centro y en los corazones de miles de campechanos que lo acompañaron durante más de una década", afirmó una de las asistentes.
JGH