
Al menos dos iglesias católicas en Campeche han sido utilizadas para estafar durante este 2025, confirmó el vocero y secretario canciller de la Diócesis, Marco Antonio Martínez Jiménez, al lamentar que, en uno de los casos, se llamó a la Policía Estatal y nunca acudió, y exhortó a las y los feligreses a no caer en los engaños de estos delincuentes.
Como Por Esto! informó a finales de mayo, en Pomuch, municipio de Hecelchakán, personas desconocidas acudían a comercios de la localidad a solicitar apoyo a nombre de la parroquia, lo que fue desmentido por el propio párroco, Fernando Mex Collí.
Martínez Jiménez confirmó que ese mismo día se registró otro caso similar en la Iglesia de San Juan de Dios, en la capital del Estado, donde un sujeto, haciéndose pasar por sacerdote, solicitó dinero o cambio de sencillo a nombre de esta, aprovechándose de la buena voluntad de las y los ciudadanos.
“Es el mismo modo de operar: una persona del sexo masculino pidió a nombre de la iglesia cambiar sencillo, una mujer accedió a darle el dinero y aquel nunca regresó; se le llamó a la policía y esta nunca se hizo presente”, comentó.
Reveló que por el momento son estos dos casos de los que tiene conocimiento la Diócesis de Campeche, pero alertó que constantemente las secretarias de las parroquias reciben llamadas telefónicas pidiendo datos o dinero para recibir o enviar paquetería de parte de algún sacerdote.
“También se han utilizado nombres o números de teléfonos de sacerdotes o del arzobispo. Es una situación que nos preocupa y hemos estado alertando a las secretarias de las parroquias para no dar información personal y no caer en esas situaciones”, subrayó.
Y agregó que, cuando detectan alguna situación ilícita, se alerta a todos los fieles a través de grupos de chat o páginas oficiales de la Diócesis o de la parroquia donde se registran esos fraudes o intentos de fraudes.
“Hacemos un llamado a todos los fieles a estar atentos y no dejarse engañar entregando donaciones a particulares. En caso de alguna donación, pueden dejarlo en las oficinas parroquiales o en las alcancías de las iglesias, porque está creciendo el número de delincuentes que abusan de la buena voluntad de las personas”, concluyó.