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Cultura

Tunkás de Ocampo

José Iván Borges Castillo*

Impresiones de viajero

Y llegamos a Tunkás, pueblo noble y de enorme historia aún por revelar. Hay un aire colonial que corre, revistiendo al pueblo en su pintoresca plaza y callecillas. La historia nos revela que este pueblo fue en siglos, desde su origen pasando por la época colonial, en que se constituyó como una dama alegre y bonita que con la Guerra de Castas había caído a menos.

Por el viejo camino del Oriente, ese que conduce a las poblaciones ganaderas de Panabá y Sucilá y para la tierra de los Santos Reyes que es Tizimín, se llega al municipio de Tunkás.

El origen de este pueblo se pierde en la densa bruma del tiempo pasado. Seguramente se remonta a la búsqueda constante de tierras fértiles por parte de las familias mayas. Quizás en esa búsqueda incesante de donde establecerse se formaron las primeras milpas con familias residentes y se abrieron los pozos para poseer tan valioso líquido sustento de vida. El Chilam Balam de Chumayel, en su libro de los linajes, menciona lo junta a otras poblaciones cercanas “Tunkaas. Haaltunhá. Kuxhilá… allí descanso su ánimo”.

Por esta mención, Antonio de Mediz Bolio señala que significa este nombre: “Lugar cercado de piedra”.

En los diferentes estudios sobre etimología maya este nombre lo interpretan con significado semejante. A inicios del siglo XIX, fray Joaquín Ruz escribe: “Tunkás, quiebra de peña en forma de gruta; de tun piedra y de kás quiebra de un peñasco”. En ese mismo siglo Juan Pio Pérez lo señala como “Tabique de piedra; de tun piedra y kás tabique, y también feo y a medias”. Ya para el siglo pasado, William Brito Sansores había de poner en el canon de la etimología maya de los pueblos en la Enciclopedia yucatanense el significado de Tunkás: como hendedura de piedra o muro de piedra.

En la última década prehispánica, durante los cacicazgos, se encontraba en territorio de los bravos Cupules. Cuando ocurre el violento choque de la conquista española sobre el antiguo Mayab, el pueblo de Tunkás se convierte en un pueblo encomienda de españoles, dado a los veteranos soldados de la tropa conquistadora. De mencionar a Francisco Palomo en 1565, y posteriormente a doña Inés de Borges en segunda vida para 1606.

En la cuestión religiosa fue campo de misiones franciscanas, ellos los hijos de San Francisco bautizaron a los nativos y enlazaron ante el altar de la Santa Cruz y Santo Tomás a sus pobladores.

Los franciscanos en su amplia misión dirigieron la construcción de un templo, como pueblo de visita, para que en el poder catequizar e impartir los sacramentos. Le dieron entonces por especial patrono a Santo Tomás y a la Virgen Santísima, como era el verdadero espíritu franciscano. El cronista fray Diego López de Cogolludo lo menciona: “Santo Thomé de los pueblos de Tunkás y Zahcabá, que están en un mismo asiento”.

La Virgen María tuvo cofradía en este pueblo para la época de la dominación española. Bajo el título de Nuestra Señora de la Natividad, contaba para el año de 1782 con un terreno llamado Kancabal, donde se hicieron corrales, chiqueros y hasta casa principal. Contaba con 50 reses en ese año y 220 colmenas. Algunas ganancias estaban destinadas para el culto del Cristo de la Salud.

Por este escrito se evidencia algo de suma importancia. El pueblo de Tunkás se consolidó como pueblo tras la conquista española al reducir a su asiento al pueblo maya cercano llamado Zahcabá, quizás exista ese nombre en algún monte cercano que fue habitado, pero reducida su población por los franciscanos al asiento de Tunkás para su mejor administración política y religiosa.

Cuando en el siglo XIX llegó la independencia de los pueblos americanos, Yucatán se une al imperio mexicano de Iturbide; Tunkás siguió conservando su jerarquía de pueblo principal. Pero la Guerra de Castas tendrá en episodios sangrientos en la población, siendo paso rebeldes y prisioneros, en ocasiones punto de encuentro de bélicas batallas.

Recuperándose paulatinamente, levantando sus cosechas agrícolas y ganaderas, tendrá punto principal cuando el ferrocarril fije su estación en él y comenzando un pujante comercio, a finales del siglo XIX. Por esa razón había de llegar al pueblo el general Francisco Cantón cuando siendo gobernador del estado realizó su famosa visita al Oriente.

Una estampa de Tunkás fechada en 1885, por el extranjero Désiré Charnay, pinta una comunidad muy venida a menos, escasas casas de paja o huano y antiguas ruinas de cosas circundan la plaza y su iglesia principal con un simple remate que sirve de espadaña y campanario. Esa imagen es como quedó Tunkás tras la Guerra de Castas. Su iglesia había de recibir un nuevo y último proceso de mejoras, que le dieron el frontispicio actual con sus tres arcos de campanario, y abrieron la ventada del soto-coro, además de nuevas construcciones por parte del cura don Cosme María Bobadilla, de origen izamaleño, esto alrededor de 1886.

Llama la atención el nombre “Gertrudis Maldonado de Gracinete” de su antigua escuela primaria cuyo edificio fue edificado en 1948.

Actualmente son varias rancherías y comisarías en su jurisdicción, con familias dedicadas al arduo trabajo agrícola, como son San José Pibtuch y San Antonio Chuc, de largo mencionar las rancherías como San Dimas, San Román, Yaxhá, Ebulá, Xcauil, Kancabal, entre otras no menos importantes.

Debemos señalar algo de suma importancia, en la historia de Tunkás se registra que ocurrió en un momento de su historia, el autonombramiento de un apellido a su nombre maya, que corresponde a Ocampo. Esto lo hemos encontrado en nuestras investigaciones históricas en el Archivo General del Estado, al dar con el acta original de tan feliz decreto. En el año de 1878, la legislatura del estado decretó que los ayuntamientos y juntas municipales unieran su nombre al de un célebre héroe nacional o del estado, haciendo que estos sirvieran de lustre o divisa. La Junta Municipal de Tunkás, obedeciendo al decreto, acordó en sección extraordinaria celebrada en ese mismo año tomar el apellido de Ocampo en honra de Melchor Ocampo, colaborador en la restauración de la república juarista. El acta se conserva en el mencionado archivo. Si bien, el uso del nombre declino en breve, solamente unas cuantas poblaciones yucatecas conservaron su apellido, como el caso específico de mi pueblo Tekal de Venegas, o de Dzilam Bravo o González.

Ahora que hemos aclarado este importante asunto de la historia local, hacemos votos para que recupere este municipio su apellido y que desde ahora sea llamado como ¡Tunkás de Ocampo!

De algo estamos cierto, falta escribir la historia del pueblo de Tunkás de Ocampo.

Mi gratitud al periódico POR ESTO!, cuya divisa de Dignidad, Identidad y Soberanía nos permite compartir estas cortas líneas.

*Historiador. Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán.

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