
Una investigación realizada por el ejército de Israel concluyó que hubo faltas profesionales e incumplimientos de órdenes en el ataque a un convoy de socorristas en Gaza, el pasado 23 de marzo. El suceso involucró la muerte de 15 personas, acto que causó crítica a nivel internacional.
Aunque el ejército lamentó las muertes, aseguró que no hubo ejecuciones deliberadas y que las tropas actuaron ante amenazas percibidas. Como resultado se destituyó a un subcomandante por el incidente.
Entre las víctimas del ataque se encontraban trabajadores de Media Luna Roja Palestina, la Defensa Civil de Gaza y la ONU. Acorde a Israel, seis de los fallecidos pertenecían a Hamás y admitió errores al no reportar correctamente el incidente.