La crisis en Medio Oriente escaló este miércoles después de que el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamení, rechazara tajantemente la exigencia del presidente Donald Trump de una “rendición incondicional”.
En un mensaje televisado, Jamení aseguró que Irán no se rendirá ante amenazas extranjeras y advirtió que cualquier intervención militar estadounidense implicaría “daños irreparables”.
Las declaraciones del líder iraní se producen en el sexto día de ataques cruzados entre Israel e Irán, en medio de versiones que apuntan a una posible participación de Estados Unidos en los bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares iraníes.
Trump, aunque ha sostenido que busca evitar una guerra, señaló esta semana que “la paciencia se está agotando”, y no descartó una operación militar directa.
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Incluso sugirió, en tono provocador, la posibilidad de asesinar a Jamení: “No vamos a eliminarlo... al menos por ahora”, escribió.
Israel, por su parte, intensificó sus bombardeos sobre Teherán, incluyendo un ataque con más de 50 aviones de combate.
Dos instalaciones nucleares habrían sido alcanzadas, según la ONU. En respuesta, Irán disparó 30 misiles balísticos y lanzó dos oleadas de drones, aunque Israel asegura haber interceptado la mayoría.
Amenaza de guerra regional
Altos funcionarios iraníes han advertido que, de confirmarse la entrada de EE. UU. en el conflicto, responderán atacando bases estadounidenses en Medio Oriente.
La inteligencia estadounidense señala que Irán ya ha posicionado misiles listos para una posible ofensiva.
Cambios estratégicos y consecuencias globales
Analistas apuntan a un cambio en la doctrina militar israelí, que ahora lanza ataques de gran escala dentro de Irán, alterando el equilibrio geopolítico de la región.
Mientras tanto, miles de turistas siguen varados en Israel tras el cierre del espacio aéreo, y graves interrupciones de internet afectan a Irán, donde el gobierno ha pedido a la población eliminar WhatsApp, acusando espionaje, lo cual fue negado por la empresa.
El escenario internacional permanece tenso y con múltiples frentes abiertos. La posibilidad de un conflicto a gran escala involucra riesgos regionales y globales sin precedentes en los últimos años.
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