
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una firme exigencia al Congreso para que apruebe su ambicioso y polémico plan fiscal y presupuestario, denominado ‘Big, Beautiful Bill’, con el objetivo de firmarlo el 4 de julio, Día de la Independencia del país.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, anunció que el presidente “espera que los republicanos en el Congreso cumplan con su mandato” y pongan el megaproyecto en su escritorio a más tardar esa fecha.
Aseguró que esta reforma podría significar un aumento salarial de hasta 11 mil dólares anuales para el trabajador promedio, según estimaciones del Consejo de Asesores Económicos.
La propuesta contempla también una expansión del crédito fiscal por hijos para más de 40 millones de familias, la eliminación de impuestos sobre propinas y horas extra, así como incentivos fiscales especiales para trabajadores mayores.

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Sin embargo, el plan enfrenta una fuerte resistencia bipartidista, pese a que fue aprobado en la Cámara Baja.
En el Senado, donde los republicanos también tienen mayoría, el alto costo del paquete —que podría incrementar la deuda pública en más de 2 billones de dólares— ha provocado disenso, incluso entre prominentes figuras conservadoras como Elon Musk.
Leavitt subrayó que Trump cuenta con el respaldo ciudadano, citando una encuesta de Insider Advantage que le otorga un 54 por ciento de aprobación.
No obstante, la presión sobre los legisladores continúa, mientras el destino del proyecto se debate en medio de un escenario político polarizado.
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